Película familiar basada en hechos reales dirigida por Nicolas Vanier (“Belle et Sebastien”), “Volando juntos” (Donne-moi des ailes) está protagonizada por Jean-Paul Rouve («C’est la vie!«), Mélanie Doutey («Conexión Marsella») y el adolescente Louis Vazquez en el papel de Thomas, el chico que junto a su padre emprenderá un increíble viaje para salvar a unos gansos en peligro de extinción.
Thomas, un chico obsesionado con los videojuegos, no quiere pasar unas vacaciones en plena naturaleza con su padre, Christian, un caótico científico ecologista dedicado al estudio de los gansos salvajes y sus procesos de migración.
Sin embargo, padre e hijo se unirán en una aventura increíble: para salvar a una especie en peligro de extinción con la ayuda de un ultraligero emprenden juntos un viaje fascinante por los cielos de Europa.
Reconocido explorador y aventurero convertido en cineasta, Nicolas Vanier nos ofrece un relato naif de la infancia perdida que incluye científico despistado y utópico, niño que salta de los videojuegos y el uso continuado del teléfono móvil a la implicación en una causa de justicia ecológica, y excepcionales secuencias de las ocas salvajes recuperando su tradicional forma de emigración gracias a la tenacidad del padre y un amigo –otro cerebro, especie de desastroso Santa Claus- y a los deseos de aventura del niño.
“Volando juntos” es una película que “en modo boy-scout” reivindica los valores de que “todo es bueno” (más o menos, más bien más que menos): buenos sentimientos, una ética en el listón más alto, hermosísimos paisajes, actores que cumplen sin pasarse… Todo es correcto en esta lección de civismo a la que sobran algunos minutos de proyección.
Sin ninguna duda habría sido mejor la idea inicial de rodar un documental sobre lo que fue una experiencia auténtica, porque al guión le sobra la ficción de esa familia feliz a pesar de todo.