A principios de 1980 surgiría en la Villa y Corte de Madrid un movimiento cultural que pasaría a la Historia con el nombre de la Movida Madrileña. Nacieron programas culturales, nuevas formas de hacer música, de vestir, ligar, de darle marcha a unos cuerpos y almas que querían hacer el amor y no la guerra, porque lo primero resultaba más pacífico y la segunda no nos gustaba.
La susodicha Movida también afectaría lógicamente a la clase política de aquellos años, al formar parte de esa rica fauna ibérica sin peligro de extinción que nos ha acompañado hasta nuestros días.
El pistoletazo de salida o nacimiento de aquel movimiento tuvo lugar un 9 de febrero de 1980 en un homenaje que se haría al cantante José Enrique Cano, Canito, muerto días antes en un trágico accidente de tráfico. Era el batería del grupo Tos, fundado por los hermanos Urquijo, y el concierto-homenaje tendría lugar en la Escuela de Ingenieros de Caminos de de la Ciudad Universitaria. La música pop se abría camino en un tiempo en que sonaban grupos como Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides, Nacha Pop, Mamá, o ya los más moderados, como Aviador Dro, Radio Futuro o Mermelada.
Mientras unos lucían ostentosamente unos pantalones campana que parecían patas de elefante otros presumían de chaqueta de pana, cuellos de camisa como alerones de aviones o incluso algunas atrevidas mozas se calzaban unas minifaldas revolucionarias para la época, con peligro de excomunión y condenación eterna.
Y mientras unos hacían música y otros política, algunos humoristas, periodistas y otros sujetos varios de este corral de comedias patrio llamado España intentábamos hacer reír al público, cual bufones de la Corte a los que, como antiguamente, se les permitía decir en broma lo otros pensaban en serio. Habíamos pasado una larga noche de cuarenta años de silencio impuesto y tijeras en guardia y, como decía Nietzsche, “el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”. Para los que veníamos de atrás, el humor era una de las mejores prendas que podíamos vestir en la sociedad de aquellos días. Un humor, eso sí, de sueldo base y menú del día…
Han pasado ahora cuarenta años de aquel nacimiento, han nacido nuevas generaciones de jóvenes a los que este movimiento que se conoció como la Movida Madrileña les resultará totalmente desconocido, pero lo cierto es que existió como tal movimiento cultural y estuvo presente durante muchos años en todos los ámbitos de nuestra sociedad, dando paso a una serie de ideas o planteamiento hasta entonces desconocidos que repercutiría en los años venideros.
En el ámbito del periodismo existían, además de la llamada prensa seria, una serie de revistas humorísticas que junto al resto de los medios intentaban abrir una ventana de libertad en este país que tanto lo necesitaba después de la larga noche del franquismo. Publicaciones como Hermano Lobo, El Cocodrilo Leopoldo, La Codorniz, Barrabás, El Jueves, Satiricón y otras.
Para algunos de los que vivimos la época, trabajando en ella, La Movida Madrileña fue, de alguna manera, Una Transición de Risa.
@conradogranado