Según la campaña del Gobierno de España #Salimosmásfuertes, (y que comparten ciertos periódicos), esta “nueva etapa” nos debe de llenar de felicidad, de aplausos y de buena disposición a gastar todo el dinero que no se tenga… pareciera que quisieran dar a entender que existiese una realidad paralela, la cual han venido construyendo desde antes del confinamiento.
La verdad es que en España durante estos meses de encierro, de miles de muertes trágicas y en “soledad”, de hospitales colapsados, personal sanitario traumatizado, de centros de masacre (o sea las residencias de mayores), de empresas cerradas, de parados y personal laboral que no han cobrado el ERTE desde marzo, de vecinos incívicos, maleducados e idiotas que han tomado las casas como un campo de fútbol, parque, patio de recreo o bien como su centro de cachondeo, discoteca, fumadero, etc. También han sido meses de aplausos concertados, animados y reforzados por los poderes institucionales y fácticos… un mundo de “dicha” paralelo a lo que humanamente estaba sucediendo, lleno de mentira y de confusión, que a día de hoy continúa, porque la vida de las personas en este sistema neoliberal importa nada.
Lo que interesa al poder es mantener la inconsciencia y ninguna conciencia, para que la gente se consuma consumiendo. De manera que la mayor crisis que padecemos es la CRISIS MENTAL una falta de reflexión y sentido por cuenta propia, que lleva a una manipulación a tiempo completo, por supuesto tanto más, cuanto más te dejes…
Y así las cosas, lo normal es adoptar la actitud de incredulidad en todos los sentidos, y mucho más cuanto más poder haya de por medio, por ejemplo en lo referente a los poderes políticos y fácticos, que sepan que ya no me inspiran ni la más mínima confianza.
Por cierto, voy a recordar en parte un aforismo de Baltasar Gracián en lo referente al “Hombre substancial… infeliz es la eminencia que no se funda en la substancia. No todos lo que lo parecen son hombres: hailos de embuste, que conciben de quimera y paren embelecos; y hay otros sus semejantes que los apoyan y gustan más de lo incierto que promete un embuste, por ser mucho, que de lo cierto que asegura una verdad, por ser poco. Al cabo, sus caprichos salen mal, porque no tienen fundamento de entereza. Sola la verdad puede dar reputación verdadera, y la substancia entra en provecho. Un embeleco ha menester otros muchos, y así toda la fábrica que es quimera, y como se funda en el aire es preciso venir a tierra: Nunca llega a viejo un desconcierto…” en “Oráculo manual y arte de prudencia”
Según ustedes #salimosmásfuertes, eso díganselo a las personas muertas, a las asfixiadas, a las traumatizadas, a las arruinadas, a las hambrientas, a las inconformistas…