Cuando el médico nos ha diagnosticado unos cambios degenerativos en el esqueleto axial, se refiere a una enfermedad que llega con la edad, conocida por espondiloartrosis.
La artrosis es la forma más frecuente de artritis y por ello, quizá también se refieran a que usted padece una enfermedad articular degenerativa. Cuando esta aparece, puede comenzar afectando las manos, la cadera, el cuello o la parte inferior de la espalda y tendrá sensación de entumecimiento, dolor en las articulaciones y sobre todo, notará la humedad y los cambios de tiempo.
Con la edad, es normal que los discos que amortiguan las vértebras de la columna, se encojan y por ello se sequen. Esto supondrá, que el espacio entre las mismas sea más pequeño y por ello, se formen osteofitos (espolones óseos) que pueden causar dolor porque tocan la raíz de uno de los nervios.
Por ello, notaremos que estamos más rígidos y poco a poco, cada año, notaremos una pérdida gradual de la flexibilidad que pudimos tener.
Este hallazgo puede ser casual cuando nos vamos a hacer una placa de tórax para cualquier otra dolencia, pero puede no dar clínica hasta que está bien avanzada la enfermedad, en torno a los 50 o 55 años. Puede arrancar bruscamente con un dolor en el sacro o en las lumbares y el paciente puede tardar varios meses en tener un diagnóstico real de su dolencia.
Poco podemos hacer porque la degeneración lleva su curso y suele comenzar alrededor de los 45 años de edad, si bien, un plan de movilidad, junto a ejercicios específicos para la columna y algunos medicamentos como la condrotina o la glucosamina, retrasarán un poco las consecuencias propias de la enfermedad.
Es preferible que se acuda a un reumatólogo para que siga la evolución de la enfermedad y que un fisioterapeuta le indique una tabla adecuada de ejercicios para no quedarse anquilosado. De igual forma, la práctica de yoga es aconsejable, así como caminar al menos treinta minutos al día.
Aparte de los ejercicios, se aconseja a los pacientes perder bastante peso para que la columna no se sobrecargue y es necesario que se mantenga una postura adecuada durante la jornada laboral para no provocar otras lesiones como hernias o alteraciones de los cartílagos.
Asimismo, es preferible evitar cargar pesos y no estar mucho de pie o sentado. Si fortalecemos los músculos de la espalda y el abdomen, lograremos mantener la flexibilidad de la espalda y con ello, podremos tener una vida relativamente normal teniendo mucho cuidado.