La edición digital del diario francés Le Monde ha publicado en exclusiva la noticia de que Serguei Maximishin, médico-jefe del hospital de la localidad siberiana de Omsk, ha fallecido «de manera repentina» a los 55 años.
El comunicado del hospital que anuncia el deceso no explica las causas pero una portavoz del Ministerio de Sanidad ruso ha señalado que la causa ha sido una crisis cardiaca: «Tenía un trabajo realmente estresante», ha añadido.
Este médico fue quien atendió en urgencias, el pasado mes de agosto, al opositor ruso Alexei Navalny tras el desmayo que sufrió en el avión que le trasladaba a Moscú desde el pueblo de Tomsk -donde había participado en un acto de campaña- que tuvo que efectuar un aterrizaje de emergencia debido al estado del opositor.
Navalny permaneció en estado de coma hasta que, a petición de su familia, fue trasladado al Hospital de La Caridad en Berlín, Alemania, donde certificaron que había sido víctima de un intento de envenenamiento con Novitchok, un agente tóxico creado en los laboratorios militares y utilizado por los servicios de inteligencia rusos.
En declaraciones a la CNN, Leonid Volkov, presentado como jefe del estado mayor de Navalny, ha declarado que «Maximishin sabía más que nadie sobre el estado de Alexei, por lo que no podemos descartar la posibilidad de que su muerte se deba a un acto criminal».
A continuación ha explicado que el sistema de salud ruso dispone de pocos medios y que no es raro que los médicos de esa edad mueran de repente: «Aunque dudo de que se investigue su muerte».
A Navalny, quien calificó las declaraciones de “vergüenza de la nación” y a los participantes en el vídeo de “traidores”, le podrían condenar a cinco años en este nuevo caso..
Mientras que Alexei Navalny -condenado el martes 3 de febrero a tres años y medio de cárcel, de los que cumplirá dos años y ocho meses, por un asunto que se remonta a 2014- se enfrentaba de nuevo a un tribunal este viernes, 5 de febrero de 2021, para responder de la denuncia por difusión de «informaciones mentirosas» y «difamación» planteada por un excombatiente de la Segunda Guerra mundial que efectuó unas declaraciones en un vídeo donde varias personas defendían a Vladimir Putin, el representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, llegaba a Moscú para encontrarse con el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, y ha solicitado entrevistarse con el opositor encarcelado, y con otros representantes de la sociedad civil.
Rusia expulsa diplomáticos europeos por «apoyar» a Navalny
El mismo día del encuentro del enviado de la Unión Europea, vicepresidente de la Comisión y encargado de Asuntos Exteriores Josep Borrell, con el ministro de de la diplomacia rusa Serguei Lavrov, a propósito de la situación del opositor Alexei Navalny, y de la comparación establecida por Lavrov con los políticos condenados por el procés catalán, el gobierno ruso anunció la expulsión de tres diplomáticos de Alemania, Polonia y Suecia, acusados de haber participado en las manifestaciones «ilegales» convocadas en apoyo de Navalny.
Según el ministerio de Exteriores de la federación Rusa, los diplomáticos han cometido «acciones inaceptables e incompatibles con su estatuto diplomático», y ha pedido a sus respectivos gobiernos «que respeten escrupulosamente las normas derecho internacional».
Según las agencias internacionales, en las altas esferas suecas se ha considerado «completamente infundada» la decisión de expulsar a uno de sus diplomáticos, que se encontraba en la manifestación de apoyo a Navalny como «observador, en el marco de sus funciones».
En lo que respecta al diplomático alemán expulsado, según el ministerio de Asuntos Exteriores de su país «no hacía otra cosa que cumplir con su deber, en virtud del Convenio de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de obtener información por medios legales sobre el terreno».
La propia Angela Merkel ha calificado la expulsión de «injustificada», añadiendo que «muestra una faceta más de lo que pasa actualmente en Rusia, que tiene poco que ver con un estado de derecho».