Según una encuesta efectuada por la empresa Rypo, seis de cada diez españoles creen que la mascarilla debe seguir siendo obligatoria este verano, y nueve de cada diez están a favor del control de flujo de turistas para evitar un repunte de contagios.
A pesar de que el avance de la campaña de vacunación y el descenso de la incidencia acumulada de contagios por la COVID-19 parecen haber relajado en cierta medida el modo en que la población española está viviendo la pandemia en las últimas semanas, todavía siete de cada diez personas manifiestan temor a contagiarse por miedo a pasar la enfermedad con síntomas graves o a sus posibles secuelas.
Así se desprende de una encuesta hecha a personas de toda España por Rypo, empresa española de importación y distribución de material médico-sanitario.
Según esta encuesta, solo un nueve por ciento afirma no tener miedo al coronavirus por haber pasado ya la enfermedad o por estar vacunado, y el 19 por ciento la considera una enfermedad más, que terminará desapareciendo sin complicaciones de gravedad.
Para el 72 por ciento restante, sigue habiendo motivos para la preocupación, y eso provoca que un 81 por ciento de los consultados se resista a dejar de utilizar la mascarilla, a pesar de que las autoridades sanitarias lleguen a determinar el fin de su obligatoriedad.
Para Gonzalo Díaz, CEO y cofundador de Rypo, «la mascarilla se ha convertido en un elemento clave que nos hace sentir más seguros, nos da tranquilidad, y esa sensación de confianza es muy importante para nosotros. Por ello, el 54 por ciento afirma que seguirá llevándola cada día hasta que se considere que la COVID-19 está totalmente controlado, y un 27 por ciento se la pondrá en casos concretos en los que tenga que asistir a lugares cerrados concurridos o a centros sanitarios».
Ante las voces que piden un relajamiento de las medidas de obligatoriedad de su uso para este verano, el 61 por ciento de los consultados no está a favor, y cree que debe seguir utilizándose con rigor, frente a un 36 por ciento que piensa que, en las zonas de baja incidencia o en espacios abiertos, podría dejar de usarse. Además, un tres por ciento considera que los que están vacunados deberían dejar de llevarla.
Del mismo modo, el 88 por ciento de los encuestados cree necesario que este verano se controle el flujo turístico, para evitar el aumento de contagios, aunque no de forma tan estricta como se venía realizando hasta ahora, dado que cada vez hay mayor porcentaje de población vacunada. Tan solo un 12 por ciento sería partidario de que el turismo se dejara libre para que el país recupere su salud económica.
Por último, en lo que respecta a sus propias vacaciones, más de la mitad de los españoles (el 53 por ciento) planea un verano controlado, con planes moderados, adaptados aún a la situación de pandemia. Es curioso el contraste entre el 15 por ciento que todavía tiene miedo y no se irá de vacaciones, y otro 15 por ciento que afirma que disfrutará de un verano «de los de toda la vida», como los de antes de la pandemia. El 17 por ciento restante admite que se quedará en su casa, pero no por miedo a la COVID-19, sino porque económicamente no puede costearse unas vacaciones.
Mascarillas desechables y de farmacia
La encuesta de Rypo también analiza cuáles son los tipos de mascarillas más demandadas por la población española. Si bien una misma persona suele utilizar diferentes tipos en función de la actividad que vaya a desarrollar, cabe destacar un descenso en el uso de las fabricadas con tela (las usa solo un 27 por ciento de los encuestados) en beneficio de las quirúrgicas desechables (57 por ciento) y de las FFP2 (53 por ciento). Y aunque un 43 por ciento dice poner todo su empeño en sustituirlas siguiendo rigurosamente las indicaciones del fabricante, el 48 por ciento reconoce que a veces las mantiene en uso durante más tiempo del debido, y un nueve por ciento admite que las va cambiando de forma aleatoria.
En cuanto al lugar en que adquieren las mascarillas, de nuevo una misma persona elige varios puntos de venta, pero llama la atención en la consulta que, el más visitado para comprarlas, es la farmacia (elegida por el 49 por ciento, casi la mitad de los encuestados), seguida del supermercado (47 por ciento). A continuación, se sitúan las compradas por Internet (37 por ciento), y un 11 por ciento las adquiere en otro tipo de establecimientos.
De hecho, solo un 61 por ciento de los españoles se asegura de comprar mascarillas certificadas; del 39 por ciento restante, el 25 por ciento se queja de que muchas veces el etiquetado es confuso y no tiene realmente claro si las mascarillas que ha elegido han pasado los controles de seguridad. Tan sólo el 14 por ciento reconoce comprarlas sin fijarse demasiado, confiando en que cumplirán la normativa.