De estreno en Francia «La voix d’Aida», (título original: ¿Quo Vadis Aida?) de la cineasta bosnia Jasmila Zbanic es una coproducción franco alemana con Bosnia, país cuya infraestructura cinematográfica fue destruida durante la guerra de los Balcanes.
«Bosnia no produce más que una película por año actualmente, -afirma Jasmila Zbanic- hemos recibido solamente cinco por ciento del presupuesto en Bosnia para esta película, y la producción ha sido posible gracias la participación de nueve países europeos, que nos han apoyado para contar esta historia».
Sexto largometraje de ficción en su filmografía, «¿Quo Vadis Aida?» llega a la distribución comercial tras su impacto en el último festival de Venecia, premio del jurado en el festival «Films des femmes» de Creteil, premio del público en Roterdam y nominada a los Oscar de Hollywood en la categoría mejor película de habla no inglesa.
Nacida en Sarajevo en 1974, Jasmila Zbanic estudió arte dramático en su ciudad natal y trabajó como marionetista y clown en el taller de Lee De Long, antes de lanzarse en 1998 en la dirección cinematográfica.
Tras haber firmado varios cortometrajes, su primer largometraje llegó en 2006: «Sarajevo, mon amour» (Oso de oro en el festival de Berlín y gran éxito internacional. En 2010 prosigue su filmografía centrada en los traumatismos provocados por la guerra en la ex Yugoslavia, con «Le choix de Luna», presentada en competición en el festival de Berlín.
Su tercer largometraje «Les femmes de Visegrad» abordaba la matanza de Visegrado, doscientas mujeres violadas y asesinadas en Bosnia Herzegovina en 1992, crimen contra la humanidad evocado a través del personaje de una actriz australiana que en 2010 viaja a dicho país.
Tras una incursión en la comedia con «Love Island» producida en Suiza y presentada en Locarno en 2014, una irónica alabanza del amor libre, Jasmila Zbanic vuelve ahora con «¿Quo Vadis Aida?» A la trágica y reciente historia de la ex Yugoslavia.
Se trata en esta ocasión de un ambicioso y potente drama bélico, con un guion centrado en el personaje protagónico de una madre bosnia, en el que aborda directamente la reconstitución histórica de un episodio atroz de esa guerra: el genocidio perpetrado por el ejército serbio en Srebrenica, enclave en Bosnia Herzegovina, que había sido declarado zona de seguridad por la ONU.
El guion, inspirado en la obra de Hasan Nuhanovic «Under the UN flag» (Bajo pabellón de la ONU), se centra en ese mes de julio de 1995, cuando el ejército bosnio penetró en Srebrenica, violando las leyes internacionales y ocupó el cuartel general de la ONU, en donde se habían refugiado miles de bosnios que huían de la matanza perpetrada por los serbios.
Con claves de thriller el relato crea la tensión dramática en torno a la acción de esa mujer bosnia que trabaja como intérprete e intenta salvar a su marido y a sus hijos, a medida que descubre las verdaderas intenciones genocidas de los militares serbios.
Los métodos utilizados por los genocidas serbios son los mismos que los que el nazismo utilizó para exterminar a los judíos durante la segunda guerra mundial. Pero en esta ocasión en 1995, en esa Europa que había jurado y prometido «Nunca más ese horror».
El horror de la guerra que es sugerido siempre fuera de campo, nos llega a través del testimonio de esa madre bosnia que se choca con la actitud cobarde de los militares holandeses en el enclave controlado por la ONU.
Recordemos que la responsabilidad de todos los países occidentales implicados en esa operación de la ONU ha sido claramente establecida. Los archivos norteamericanos han revelado que a fines de mayo de 1995 los EEUU, Gran Bretaña y Francia decidieron en secreto renunciar a la protección de las zonas de seguridad de Srebrenica, de Zepa y de Gorazde, para facilitar la negociación con el serbio Milosevic.
«La voix d’Aida» es hoy veinticinco años después de ese genocidio reconocido y juzgado en el Tribunal internacional de la Haya, un poderoso alegato por la recuperación de la memoria frente a la hipocresía de las instituciones onusianas y los dirigentes de los países que permitieron esa abyecta matanza calificada de «purificación étnica».
Excelente el reparto de actores, empezando por la brillante protagonista Jasna Duricic, quien había trabajado ya con Jasmila Zbanic, en «Las mujeres de Visegrado». El resto de los actores han sido reclutados en diversos países europeos: Bosnia, Croacia, Rumania, Holanda, Serbia, Bélgica y Polonia; Un cuidado casting que confiere realismo y credibilidad a la ficción.