«No tengo miedo», ha dicho este 15 de febrero de 2022 Alexei Navalny, el principal opositor de Vladimir Putin, al tribunal de la colonia penitenciaria de Prokov, donde está internado y donde ha jurado continuar su lucha contra el Kremlin en la primera comparecencia en un nuevo juicio, acusado esta vez de haberse apropiado de de 356 millones de rublos (4,1 millones de euros) pertenecientes a su Fundación anticorrupción, por lo que podrían condenarle a diez años de cárcel.
Alexeï Navalny, de 45 años, quien sobrevivió en 2020 a un grave envenenamiento, del que convaleció durante varios meses en un hospital alemán, considera a Vladimir Putin responsable de que agentes del servicio secreto ruso impregnaran sus ropas con una substancia tóxica que le causó una grave indisposición en el vuelo en que regresaba de participar en varios actos de campaña en Siberia.
Cuando tras la convalecencia regresó a Rusia, en enero de 2021 fue detenido y encarcelado por un «supuesto fraude» que se remonta a 2014. En el mes de junio, la justicia calificó como «extremistas» a las organizaciones creadas por Navalny, lo que provocó su cierre y las denuncias contra varios de los militantes, la mayoría de los cuales se encuentran hoy en el exilio.
En enero de 2022, el gobierno de Putin incluyó a Navalny en la lista de «terroristas y extremistas», al mismo tiempo que le abría una investigación por «crear una organización extremista», delito que también puede ser castigado con otros diez años de cárcel.
En la vista de este martes, a la que el acusado ha asistido en la colonia penitenciaria vestido con el uniforme de los presos, uno de los fiscales ha afirmado que Navalny llevó a cabo «actividades extremistas con el pretexto de luchar contra la corrupción».
En este caso, a Alexei Navalny se le juzga también por «despreciar» al tribunal en una de sus anteriores audiencias, lo que puede añadir seis meses a la condena. La jueza, Margarita Kotova, ha rechazado las demandas de los abogados de Naavalny quienes, antes de comenzar la vista, solicitaron que se le autorizara a vestir de civil y que el caso fuera trasladado a un tribunal de Moscú.
El acoso del gobierno ruso a Alexei Navalny, y particularmente su encarcelamiento y sucesivos juicios, son continuamente objeto de críticas en los países occidentales.
El canciller alemán, Olaf Scholz, quien precisamente el martes se encontraba en Moscú entrevistándose con Putin para hablar de la situación en Ukrania, declaró después que la condena de Navalny «es incompatible con los principios de un estado de derecho».
Desde Washington, el jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken, ha escrito en un tuit su preocupación por las nuevas acusaciones y ha pedido la «liberación de Navalny y el fin de las acusaciones contra él».