En Uganda, donde la homosexualidad está prohibida y está considerada un delito, y los homosexuales son frecuentemente víctimas de ataques violentos, un grupo de personas pertenecientes a colectivos LGTBQ ha creado una iglesia cristiana para que las minorías sexuales del país tengan un lugar donde celebrar los cultos, según cuenta el digital suizo Heidi News retomando una información publicada online en Reasons To Be Cheerful (RTBC¹).
La existencia de esta iglesia es particularmente importante en un país donde son precisamente los fieles de las diferentes iglesias anglicanas existentes quienes más estigmatizan y denuncian a los homosexuales, por considerar que «la homosexualidad es una decisión malvada que debe ser castigada».
Inaugurada en 2019 cerca de la capital, Kampala, por un pastor gay de Adinai Ministries, la iglesia cuenta con algo más de cuarenta miembros que asisten a los servicios y varias decenas más que los siguen de manera virtual.
En Febrero de 2014, el presidente ugandés Yoweri Museveni firmaba la ley antihomosexual, conocida popularmente como «Ley mata-gays», previamente aprobada en el Parlamento, asegurando que estaba basada en el consejo de «expertos médicos» y en un totum revolutum condenaba no solo a los homosexuales sino también a padres y tutores, pederastas y personas VIH positivas.
En principio, la ley condenaba a los acusados a la pena de muerte; ese mismo año se modificó varias veces pasando de condena a siete años de cárcel a cadena perpetua, para finalmente quedar derogada por la Corte Constitucional. Tras un año de relativa tranquilidad, en 2015 se permitió celebrar el Orgullo Gay, pero en 2016 y 2017 el gobierno canceló los actos programados para la semana del orgullo.
Pese a la desaparición de la ley mata-gays, el código penal de Uganda –lo mismo que el de otros países africanos como Nigeria, Etiopía y Sudán, sigue castigando con cadena perpetua las relaciones entre personas del mismo sexo, consideradas «actos carnales contra natura».
- RTBC es la publicación digital de la organización sin ánimo de lucro creada por el músico David Byrne -uno de los fundadores del grupo de new wave Talking Heads, coautor con Ryuichi Sakamoto de la banda sonora de la película «El último emperador» de Bernardo Bertolucci, también cineasta, escritor y fotógrafo, con el lema «Contamos historias que revelan que de hecho existe un número sorprendente de razones para sentirnos alegres».
Su último álbum solo, titulado «American Utopia», lleva fecha de 2018.