Argelia: persiste el retroceso de la libertad de prensa

Desde hace dos años, el Código Penal argelino castiga todo lo que las autoridades del país quieran considerar «noticias falsas» que –según el punto de vista gubernamental- atentarían contra «el orden y la seguridad del Estado» o contra «la unidad nacional».

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Argel: protestas en defensa de la libertad de expresión

Hay que recordarlo mientras el presidente francés Emmanuel Macron visita oficialmente Argelia, con el objetivo de reducir la tensión entre ambos países; sobre todo, después de que Macron subrayara el carácter represivo del régimen de Argel, dominado por los clanes militares prácticamente desde la independencia del país hace seis décadas.  

Macron también acusó entonces a las autoridades argelinas de utilizar el recuerdo de la cruenta guerra de independencia –librada contra el régimen colonial de Francia- como herramienta justificatoria de sus políticas represivas. El actual presidente de Francia lo llamó «la renta de la memoria». 

Ahora, el objetivo oficial del viaje, la aproximación mutua entre dos países con lazos profundos (para lo mejor y para lo peor) puede conducir a otro olvido. Esta vez, diplomático: el del contexto represivo del gobierno de Argel contra la larga ola de protestas sociales llamadas Hirak (movimiento).

En una carta abierta a Macron, diversas entidades y asociaciones de la diáspora argelina en Francia, afirman lo siguiente:

Los logros obtenidos tras años de lucha y compromiso ciudadano, especialmente desde la revuelta de 1988, en lo que se refiere a las libertades de expresión, organización, manifestación, prensa y activismo político, están retrocediendo. Están incluso en vías de desaparición. Todas las formas de expresión que se salen de la línea del poder son sistemáticamente reprimidas. Emitir una opinión, reunirse, manifestarse pacíficamente, puede terminar con la encarcelación, tras decisión de un sistema judicial siempre a las órdenes del poder político. Los espacios mediáticos independientes son cada vez más reducidos, los periódicos se ven obligados a cerrar, los periodistas son encarcelados por ejercer su oficio.

En el texto de esa carta se cita la represión contra las asociaciones de la sociedad civil, el cierre de las perspectivas de futuro para los jóvenes y cómo los partidos políticos están siempre bajo la amenaza de disolución o bien atados de pies y manos por el acoso judicial a sus dirigentes:

Líderes y militantes políticos son detenidos y procesados por leyes liberticidas adoptadas hace dos años, específicamente mediante el uso del artículo 87 bis del Código Penal [reformado] que criminaliza cualquier acto de oposición pacífica considerándolo ‘acto terrorista’

Se estima que en este período ha habido unos diez mil detenidos por razones «abusivas» (dicen en la carta) basadas en esa reforma legal. Entre esos detenidos, aproximadamente un millar ha sufrido algún período de encarcelamiento o prisión provisional que se vincula al Hirak. El número actual de personas encarceladas por ese motivo es de unas trescientas.

Entre los retrocesos del pluralismo en Argelia, hay que citar la desaparición en abril del diario Liberté, víctima de los acosos económicos y políticos del régimen. Oficialmente, ese cierre fue obra de su propietario, pero la opinión pública sabe que el poder estaba detrás.

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Viñeta del humorista Le Hic en El Watan

Ahora parece llegarle el turno a otra cabecera estimable, El Watan (La Nación), diario fundado en una época (en 1990) en la que la pluralidad democrática parecía avanzar en Argelia, tras las llamadas revueltas del pan

El final de Liberté y la muerte anunciada de El Watan tienen causas diversas, naturalmente, pero una mano ejecutora principal: la Agencia Nacional de la Edición y la Publicidad (ANEP), una institución creada por el exprimer ministro Ahmed Ouyahia, hoy encarcelado por corrupción, tras las purgas que siguieron al final de la presidencia de Abdelaziz Bouteflika

La ANEP controla totalmente el mercado de distribución de la publicidad institucional y ha sido acusada con frecuencia de desviar fondos públicos hacia hombres de negocios siempre próximos al poder. También se ha señalado que se creaban artificialmente medios de comunicación para incidir en ese mercado vital para la supervivencia de los periódicos. 

En el caso de El Watan, ese diario dejó de recibir publicidad estatal en septiembre de 2020, después de publicar un artículo sobre el singular enriquecimiento de los hijos de Ahmed Gaid Salah, quien fuera Jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas y verdadero hombre fuerte del país. Los periodistas y empleados de El Watan han hecho huelga reclamando el pago de sus salarios. 

Mientras, como es natural, la ANEP sigue favoreciendo a los fieles y castigando a los demás. 

En Argelia, las condenas contra los periodistas se han multiplicado y algunos siguen en la cárcel.

Otros sufren un singular acoso político-judicial, como Khaled Drareni, corresponsal de TV5 Monde y de Reporteros Sin Fronteras en el Magreb, quien fue condenado, pasó casi un año en la cárcel y después indultado por el presidente Abdelmadjid Tebboune (Abdelmayid Tebún). En marzo, tras la revisión judicial de su caso, ha sido condenado a seis meses de prisión. ¿La acusación de fondo? Publicar declaraciones de militantes del Hirak

Con un recorrido similar ante los tribunales, encontramos a Ihsane El Kadi, director de Radio M y del sitio web Maghreb Emergent, condenado en junio a medio año de cárcel por la denuncia de un exministro. 

Rabah Karèche, periodista del desaparecido diario Liberté, fue condenado a un año de prisión (pasó ocho meses encarcelado) por referirse a una protesta de los tuaregs del sur del país. En unos pocos casos, corresponsales de medios extranjeros han visto retirada su acreditación.

Según el texto de la carta enviada por las asociaciones de la diáspora argelina, «activistas, militantes políticos y periodistas que viven en territorio francés, son procesados por la justicia argelina que se dirige contra los familiares de aquellos residentes en Argelia». 

Los autores de la carta enviada a Macron antes de su viaje han explicado que su deseo es que éste saque a relucir ante Tebboune la situación de las libertades de manifestación, expresión y prensa, que en Argelia están siendo acotadas de manera visible.

Paco Audije
Periodista. Fue colaborador del diario Hoy (Extremadura, España) en 1975/76. Trabajó en el Departamento Extranjero del Banco Hispano Americano (1972-1980). Hasta 1984, colaboró en varias publicaciones de información general. En Televisión Española (1984-2008), siete años como corresponsal en Francia. Cubrió la actualidad en diversos países europeos, así como varios conflictos internacionales (Argelia, Albania, Kosovo, India e Irlanda del Norte, sobre todo). En la Federación Internacional de Periodistas ha sido miembro del Presidium del Congreso de la FIP/IFJ (Moscú, 2007); Secretario General Adjunto (Bruselas, 2008-2010); consejero del Comité Director de la Federación Europea de Periodistas FEP/EFJ (2013-2016); y del Comité Ejecutivo de la FIP/IFJ (2010-2013 y 2016-2022). Doce años corresponsal del diario francófono belga "La Libre Belgique" (2010-2022).

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