El uso frecuente de ciertas y determinadas palabras no es algo pueda ser condenable, pues cada quien es libre de hacerlo; de hecho, eso se convierte en un rasgo distintivo, lo cual por lo general es provechoso, aunque a veces el efecto pudiera ser desfavorable.
Cada ser humano, sin importar su grado de preparación, por diversas razones, de cuando en cuando usa las mismas palabras. Eso hace que, también de manera frecuente, en tertulias y otras dinámicas de grupo se diga que tal o cual vocablo o expresión son de Fulano de Tal.
Nada de eso es cuestionable; pero es prudente advertir que ni las palabras ni los colores son propiedad privada de nadie.
En el caso de la Comunicación Social, que es el ámbito en el que me desenvuelvo, también de manera frecuente, muchos periodistas apelan siempre a las mismas palabras (verbos, sobre todo), lo cual sí sería cuestionable, tomando en cuenta que un periodista es en esencia un educador a distancia, para lo cual debe poseer un manejo relativo del lenguaje que emplea, pues si no enriquece su léxico, su desempeño no será productivo ni provechoso.
Ahora, enriquecer el vocabulario no significa que un periodista deba pretender convertirse en catedrático de su lengua materna; pero debe procurar incorporar nuevos vocablos de manera progresiva, con el fin de que su desempeño logre el propósito, que no es otro que educar, entretener e informar.
Aunque debe tener cuidado de no pretender hacer literatura en cada nota informativa, pues pudiera ocurrirle que no haga ni lo uno ni lo otro. Se da el caso de periodistas que de manera muy natural y amena por demás, muestran sus grandes cualidades en el aspecto literario; pero eso es otra cosa.
No quiero hacer señalaciones; pero muchos periodistas, con contadas y honrosas excepciones que se distinguen muy fácilmente, recurren siempre a los mismos verbos, sobre todo los que cubren la fuente de política y de comunidad. Pareciera que tienen una lista en la que están sus verbos preferidos, aunque la sinonimia sea amplísima. Los más usados son aseverar, ejecutar e iniciar. Espero que esta orientación les sea útil, sobre a todos a los colegas que se esmeran por usar de mejor manera la expresión escrita, que es su herramienta básica de trabajo. ¿O no?
Por lo general, los mencionados verbos son utilizados incorrectamente, ante lo cual es prudente decir algo, en función de que los comunicadores sociales y todos aquellos profesionales cuya ocupación habitual sea la redacción de textos, se persuadan de la importancia de escribir bien, para lo que no es necesario ser miembro de la Real Academia Española.
En los manuales de redacción de muchos medios de gran prestigio existe un apartado sobre los verbos para atribuir, junto con la justificación de uso en cada caso. He leído el de El Tiempo de Bogotá, y puedo decirles que es un valioso material con el que los interesados podrán disipar muchas dudas. ¡Lo recomiendo!
El más usado de los verbos, utilizado principalmente para atribuir, es aseverar. Para muchos diaristas, ahora todo es aseverar, como si no existiera otro que pudiera expresar la misma intención.
Por definición, aseverar es «decir que una cosa es tal y como se expresa o sucede y no solo posible, deseada, etcétera». Pero lamentablemente, se lo usa de manera inadecuada, pues para señalar que mañana será domingo y que pasado será lunes, no es necesario afirmarlo con convencimiento.
El segundo verbo en la preferencia, es ejecutar. Significa «llevar a cabo una acción, especialmente un proyecto, un encargo o una orden». También es «realizar una acción que requiere especial habilidad para algo artístico, como una pieza musical, un baile, un juego de ejercicios malabares, etc.»
Pese a la clara definición, muchas veces se lo usa de forma incorrecta, como en el caso en el que «el orador ejecutó unas preguntas a los que asistieron al acto»; o que «el director está por ejecutar una decisión importante». Aunque ejecutar sea sinónimo de realizar algo, en ambos ejemplos no debió usarse.
Con iniciar la cosa es sencilla, pues solo basta con saber que los eventos y otras actividades no inician, se inician. Por tanto, es inadecuado decir, por ejemplo, que «la Campaña de Vacunación de las Américas iniciará en abril». El mencionado verbo es sinónimo de comenzar; pero no se construye de la misma forma que este, y he ahí la importancia de poder distinguirlos para saber usarlos.