El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva atacó duramente el predominio del dólar estadounidense y llamó el grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a promover el uso de sus monedas nacionales en el comercio internacional y liberarse de la «sumisión a las instituciones financieras», como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en una visita de tres días a China, concluida este viernes 14 de abril 2023, informa Mario Osava (IPS) desde Río de Janeiro.
El presidente Lula da Silva es reconocido como un líder pragmático y lo demuestran sus alianzas en la política interna. Pero en la externa, su pragmatismo actual se mezcla con un sesgo antioccidental en sus actos y discursos.
La veintena de acuerdos firmados en su visita de tres días a China responde a innegables intereses económicos, tecnológicos y ambientales de Brasil. Pero se trata de un notable acercamiento a la potencia que Estados Unidos encara con creciente hostilidad.
Lo argumentó en un discurso el jueves 13, en Shanghái, durante la asunción de la exmandataria Dilma Rousseff (2011-2016) como presidenta hasta julio de 2025 del Nuevo Banco de Desarrollo, el de los Brics.
El mismo jueves, Lula visitó la empresa Huawei, denostada por Estados Unidos y otros países occidentales por sospecha de espionaje para el gobierno chino.
China es el principal socio comercial de Brasil desde 2009, durante la anterior administración de Lula (2003-2010). Representó 26,8 por ciento del total de las exportaciones brasileñas en 2022, lo que corresponde a 89.700 millones de dólares, y 22,3 por ciento de las importaciones, con 60-740 millones de dólares.
Además Beijing le destinó cerca de 70.000 millones de dólares desde 2010, casi mitad del total de sus inversiones en América Latina.
Por eso Lula trata de restaurar las buenas relaciones con China, afectadas por su antecesor Jair Bolsonaro y su canciller Ernesto Araújo, ambos de extrema derecha y radicales anticomunistas, quienes frecuentemente ofendieron a la potencia asiática. La acusaron, por ejemplo, de generar a propósito la pandemia de la COVID-19, en una supuesta «guerra bacteriológica», y de producir vacunas ineficaces.
El incremento del comercio bilateral, que se espera ampliar con el uso de la moneda china, yuan o renminbi, de las inversiones chinas en Brasil y de la cooperación tecnológica, hace temer una dependencia de Brasil en relación a la gigante asiática.
El comercio es asimétrico, con las exportaciones brasileñas concentradas en pocos productos primarios, como soja, mineral de hierro y petróleo, e importaciones de productos industriales, buena parte de alta tecnología.
Pero Brasil obtiene de China un gran superávit anual, de casi 30.000 millones de dólares, y es su tarea hacerse competitivo en productos de mayor valor agregado.