Caídas significativas en las cotizaciones de la mayoría de los cereales, aceites vegetales y productos lácteos disminuyeron en mayo el índice de los precios internacionales de los alimentos, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), informa la IPS desde Roma.
El índice de la FAO, que rastrea los cambios mensuales en los precios internacionales de los productos alimenticios comúnmente comercializados, promedió 124,3 puntos en mayo, 2,6 por ciento menos que en abril y 22,1 por ciento por debajo del máximo histórico, 159,3 puntos, alcanzado en marzo de 2022.
La FAO considera cinco índices de precios de grupos de productos básicos, ponderados por las cuotas de exportación promedio de cada uno de los grupos, atribuyendo un valor cien a las mediciones correspondientes al bienio 2014-2016.
Sobre esa base, indicó que el índice de precios de los cereales disminuyó en mayo 4,8 por ciento con respecto al mes anterior, impulsado por una caída de 9,8 por ciento en las cotizaciones mundiales del maíz debido a una perspectiva de producción favorable junto con una demanda de importación lenta.
La perspectiva es que en 2023 la producción mundial de cereales se eleve uno por ciento y llegue hasta 2813 millones de toneladas. El comercio mundial de cereales en la temporada 2023-2024 se pronostica en 472 millones de toneladas.
Los precios mundiales del trigo también bajaron, 3,5 por ciento, debido a la abundancia de suministros y la nueva extensión de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, que facilita la exportación de alimentos desde los puertos de Ucrania, sustrayendo esas operaciones a los combates con las fuerzas atacantes de Rusia.
Por el contrario, los precios internacionales del arroz siguieron aumentando en mayo, sostenidos por las compras asiáticas y la escasez de suministros en algunos países exportadores, como Vietnam y Pakistán.
El índice de precios del aceite vegetal cayó 8,7 por ciento en mayo, con un promedio de 48,2 por ciento por debajo de su nivel del año anterior.
Los precios internacionales del aceite de palma cayeron notablemente desde abril, ya que las importaciones débiles y prolongadas coincidieron con el aumento de la producción en los principales países productores.
En cuanto al aceite de soja, cayeron por sexto mes consecutivo en medio de una excelente cosecha del rubro en Brasil y existencias superiores a las esperadas en Estados Unidos. Los precios del aceite de colza y girasol continuaron cayendo debido a la amplia oferta mundial.
El año pasado los precios de esos productos, así como los de los fertilizantes de los que Rusia es un gran exportador, escalaron afectando principalmente a los países en desarrollo importadores netos de alimentos e insumos agrícolas, por lo que la tendencia actual puede representar cierto alivio
También el índice FAO para productos lácteos disminuyó 3,2 por ciento desde abril, debido a una fuerte caída en los precios internacionales del queso, principalmente por las amplias disponibilidades de exportación en medio de una alta producción estacional de leche en el hemisferio norte.
Sin embargo, las cotizaciones internacionales de las leches en polvo se recuperaron al igual que las de la mantequilla.
Por contraste, el índice de precios del azúcar registró su cuarto aumento mensual consecutivo, 5,5 por ciento más que en abril, y alcanzó un nivel casi 31 por ciento superior al del año anterior.
El salto reflejó disponibilidades globales más ajustadas, crecientes preocupaciones sobre el fenómeno El Niño –vientos cálidos sobre el Pacífico, que alteran ciclos e intensidad de lluvias y sequías- en los cultivos de la próxima temporada, y retrasos en los envíos en medio de una fuerte competencia de la soja y el maíz en Brasil.
Las perspectivas positivas para las cosechas de caña de azúcar de 2023 en Brasil impidieron mayores aumentos de precios mensuales, al igual que la caída de los precios internacionales del crudo.
El índice de precios de la carne también aumentó en mayo, uno por ciento, impulsado principalmente por la alta y constante demanda asiática de importación de carne de aves de corral, y una escasez persistente de la oferta de carne de bovino en Estados Unidos.