En los días más recientes la situación en cuanto al sistema eléctrico de Venezuela se ha vuelto insoportable. Ha habido fuertes fluctuaciones de voltaje y apagones a cada rato en casi todo el país, que son un indicativo de que todo aquello a lo que nunca más se le hizo mantenimiento, se está deteriorando de manera progresiva. Los entendidos en la materia aseguran que habrá cosas peores.
Lo lamentable de todo eso es que la empresa administradora y distribuidora de la electricidad nunca informa sobre las causas de las interrupciones ni responde por los daños ocasionados. Como consecuencia de esa inestabilidad, mi computadora estuvo inoperativa, y es por eso que he faltado en dos ocasiones consecutivas a la acostumbrada cita de los sábados. ¡Les pido disculpas!
He participado en tertulias con amigos y conocidos, aficionados, como yo, del buen decir. El tema central de los debates que han surgido, ha girado en torno de palabras que son usadas con significado muy diferente del que registran los diccionarios. Sobre eso he escrito muchas veces; pero nunca estará demás dar un repaso, con la sana intención de que todas aquellas personas que se esmeran por escribir bien y hablar de mejor manera, puedan disipar sus dudas. Para tal efecto será necesario que las memoricen y las incorporen a su vocabulario.
No sé si en otro país de habla hispana ocurra algo similar; pero en Venezuela «la reina de las palabras mal utilizadas» es sendo, con su correspondiente femenino. Periodistas, educadores, profesionales de diversas áreas y el común de la gente, la utilizan de forma inapropiada: «Senda cachetada le dieron al abusador»; «La reunión terminó en senda pelea»; «En sendo problema se metió el conserje por mal educado e imprudente», etc.
Lo primero que debe tomarse en cuenta es que el mencionado vocablo no admite singular. Lo otro es que no tiene nada que ver con grande, extraordinario, descomunal, asombroso, etc. Sencillamente es: uno de cada o uno para cada cual.
Hay algunos ciudadanos que, por demagogia y populismo, se autocalifican como humanistas, por decir humanitarios. Ignoran que, aunque son parientes muy cercanos, ambas palabras no significan lo mismo. Humanista está relacionado con el humanismo, y el humanismo es un movimiento cultural y artístico. Humanista vendría a ser el seguidor del humanismo. Por otro lado está humanitario, que es sinónimo de humano, solidario, benefactor, caritativo, filantrópico, altruista, compasivo, etc. Si algún ciudadano posee esas características, será humanitario, no humanista; a menos que a la vez sea militante e impulsor del humanismo; pero eso es otra cosa.
Al hecho de dar una interpretación errónea o falsa a algo, por lo general con intenciones no muy buenas, se le llama tergiversar; pero muchos periodistas, educadores, ingenieros, abogados, médicos y otros profesionales dicen «tragiversar». No sé de dónde habrán sacado semejante disparate, que ha hecho metástasis en muchas esferas de la sociedad venezolana. Tergiversar, si se revisan con detenimiento las sílabas que la componen, podrá notarse que significa «cambiar el giro de las versiones».
Hace varios días oí un audio difundido en los grupos de WhatsApp de los que formo parte, y me llamó poderosamente la atención que una persona con varios años en el ejercicio de la docencia haya dicho «eneligencia», por negligencia, que fue lo que sin dudas quiso decir. Debo confesar que en varias ocasiones he oído la mencionada palabreja, de su voz y la de personas con un bajo nivel de instrucción, lo cual sería admisible; pero que lo diga alguien que se ha formado para formar, y que además haya seguido estudios de posgrado, es bastante lamentable. No está demás recordarle que la forma correcta es negligencia, no «eneligencia».
A la larga lista de palabras mal utilizadas se ha sumado diatriba, que muchas personas a las que sería impensable tacharles una impropiedad de esa naturaleza, confunden con disputa, desencuentro, disyuntiva, controversia, desacuerdo, etc. Diatriba no es nada de eso, y si se lee un buen diccionario, podrá entenderse que es: «Discurso escrito u oral en el que se injuria o censura a alguien o algo». Si ese no es el sentido que quiere dársele, entonces no hay diatriba, sino una gran confusión.
Este artículo me fue sugerido por el poeta venezolano Yorman Tovar, quien por vía de WhatsApp me había enviado una lista palabras y frases que son utilizadas de forma incorrecta; pero al momento de elaborar el texto, me di cuenta de que ya no tenía el mensaje.
Sin embargo, recordé que una de esas era humanista. Le pido disculpas a mi amigo y cuasipaisano Yorman Tovar, y al mismo tiempo reitero mi disposición de volver a hablar del tema en otra oportunidad, siempre que la empresa eléctrica de Venezuela no siga dañando mi computadora.