Aparentemente, la visita a Israel del Secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin, cogió por sorpresa a las autoridades de Tel Aviv. Austin anunció su llegada con un tuit enviado desde el avión que sobrevolaba el Atlántico. ¿Medidas de seguridad? ¿Poca deferencia para con sus anfitriones hebreos? El hecho es que la gira relámpago del jefe del Pentágono se convirtió en una autentica manifestación de apoyo incondicional a la política del Gabinete Netanyahu.
En sus intervenciones públicas, Austin hizo hincapié en el apoyo firme e inquebrantable de Washington a Israel y el férreo compromiso de la Administración Biden para con el Estado judío mientras continúa el conflicto en la Franja de Gaza.
Seguiremos trabajando juntos por un futuro más seguro para Israel y más brillante para los palestinos, manifestó el secretario de Defensa durante su encuentro con su homólogo israelí, Yoav Gallant, uno de los halcones que integra el Gobierno de coalición liderado por el jefe del Likud.
¿Un futuro más brillante para los palestinos? Poco tiene de brillante la situación actual de los pobladores de Gaza y Cisjordania. Cabe preguntarse, pues, qué implica realmente el eufemismo más brillante de Austin.
Desde el pasado 7 de octubre, las autoridades israelíes y sus aliados occidentales han tratado de eludir el debate sobre la posible solución aplicable en la posguerra de Gaza, centrando la atención de la opinión pública en los operativos militares. Una postura ésta muy lógica para un país en guerra, pero menos comprensible en el caso de los burócratas o estrategas que se limitan a analizar la situación desde cómodos despachos situados a miles de kilómetros de las líneas de batalla. Cierto es que algunos políticos, poco conocedores de la problemática real de la zona y de sus constantes vaivenes, optaron por resucitar la formula mágica de los dos Estados – Israel y Palestina, valida en los albores de los Acuerdos de Oslo, aunque neutralizada por el constante trabajo de zapa de la derecha israelí. Hablar de la solución de los dos Estados en el momento actual parece un auténtico sinsentido. ¿Cuáles serían, pues, los posibles desenlaces?
El político y diplomático hebreo Danny Danon, ex embajador de Israel ante las Naciones Unidas y posible sustituto de Netanyahu a la presidencia del derechista Likud, procura hacer un repaso a la posición de los poderes fácticos frente al conflicto israelo-palestino. Recuerda Danon que, si bien en agosto de 1967 los miembros de la Liga Árabe acuñaron los tres noes contra el Estado judío – no a la paz, no al reconocimiento de Israel, no a la negociación con Israel – en las últimas décadas, la postura de la diplomacia internacional ha evolucionado.
Durante la reunión del G7 celebrada el pasado mes de noviembre en Tokio, el Secretario de Estado Antony Blinken dio a conocer los cinco noes de la Casa Blanca – No al desplazamiento forzado de palestinos de Gaza, no a la reocupación de la Franja por el ejército israelí, no a la reducción del territorio de Gaza, no a las amenazas de seguridad de Israel provenientes de la Franja, no al bloqueo de Gaza.
Una de cal y otra de arena. Típica ambigüedad diplomática.
El otro diplomático, Danny Danon, aprovechó para publicitar su propio plan de paz para la posguerra, que consiste en:
· La desmilitarización de la Franja de Gaza;
· La creación de una zona tampón de 3 kilómetros en la Franja;
· La vigilancia por el puesto fronterizo de Rafah (con Egipto) por personal israelí e internacional;
· El abandono de la Franja por los palestinos que deseen establecerse en otros países; y
· La rehabilitación financiera del territorio sin terrorismo ni incitación a la violencia.
Si bien el Gobierno Netanyahu no se ha pronunciado sobre la propuesta de Danon, el ex embajador asegura que el plan cuenta de antemano con el apoyo de varios miembros del Gabinete.
Curiosamente, se desconoce – al menos en Occidente – la existencia de una contrapropuesta palestina. ¿Noticias que no nos llegan?
Por ende, conviene dedicar unas líneas al programa no oficial de Lloyd Austin en Tel Aviv, donde se hizo público el anuncio de la creación de una coalición internacional de lucha contra el terrorismo hutí en el Mar Rojo.
Los esquemas bélicos de Afganistán, Irak y Siria siguen vigentes. Pero en este caso concreto, Washington no defiende la democracia, sino la libre circulación de los navíos mercantes por el Canal de Suez. Teniendo en cuenta que las mayores navieras dedicadas al trasporte de fletes operan desde los Estados Unidos, todo tiene una explicación… lógica.