La semana pasada estuve en casa de unos amigos a los que visito con regularidad, y sin que esa fuese mi intención, oí que la profesora Carmen Castillo le hacía una aclaratoria y le daba recomendaciones por vía telefónica a uno de sus alumnos, supongo que lo era.
Me llamó la atención ese hecho y me agradó la forma en que Carmen le explicaba algunas normas de uso sobre un tema que en muchas oportunidades he comentado en este importante medio de comunicación; además de que lo he explicado en ocasiones en las que me ha correspondido dictar talleres y dirigir otras dinámicas sobre las impropiedades más frecuentes en los medios de comunicación social y en el habla cotidiana.
Carmen es una docente de Castellano y Literatura, con muchos años en esa noble profesión, que maneja con gran facilidad la gramática y ortografía. Cuando coincidimos en su casa materna, ese el tema principal de nuestra conversación, lo cual nos sirve para intercambiar impresiones y mantenernos al día con ese asunto, que tanto a ella como a mí, nos apasionan.
Hago énfasis en que mi amiga lo maneja con mucha sapiencia, pues conozco docentes que no. Aunque su trayectoria como educadores sea larga, tienen graves errores de ortografía elemental, lo cual implica que eso de los tantos años de experiencia que algunos esgrimen para mostrar su orgullo como educadores, no es garantía de que escriban bien y hablen de la mejor manera. Hay unos que ni siquiera saben escribir su nombre y/o apellido.
El tema al que he aludido en los párrafos anteriores, y que Carmen se lo explicaba por teléfono a uno de sus educandos, es la acentuación de los monosílabos, de lo que como dije antes, he hablado muchas veces. Es prudente repasarlo de cuando en cuando, con la finalidad y el deseo de disipar las dudas.
Los monosílabos (palabras formadas por una sola sílaba) no llevan tilde por regla general. Sin embargo, quedan excluidos algunos que cumplen doble función dentro de la oración. A ellos se les coloca la llamada tilde diacrítica, para diferenciarlos. Se debe tener presente que fue, fui, vio, dio, ya, nunca llevan tilde.
Esos casos de tilde diacrítica, que tanto dolor de cabeza les produce a aquellas personas que redactan de manera regular, pues así se lo impone su oficio, son el MI (adjetivo posesivo): «Invité a mi familia» y el MÍ (pronombre personal): «El llamado es para mí». Hay otro MI que no lleva tilde, la nota musical: «El mi suena desafinado».
SI debe ser tildado cuando oficie de adverbio de afirmación: «Sí, estoy de acuerdo». También cuando sea pronombre personal: «Tras la caída, volvió en sí rápidamente». No se le colocará cuando cumpla funciones de subordinante condicional: «Si tuviera tiempo la visitaría».
EL llevará tilde cuando sea pronombre personal: «La culpa la tuvo él». No la llevará cuando sea artículo determinativo: «Es el nuevo compañero de trabajo». TU la llevará en caso de pronombre personal: «Tú sabes cuán difícil está la situación». No cuando el caso sea de adjetivo posesivo: «Tu hermano me dio la información».
TE, cuando se desee mencionar a la bebida de infusión: «Hubo una fuerte discusión justamente a la hora del té». Se debe omitir cuando sea pronombre personal: «Ella te regaló un excelente libro». SE llevará tilde cuando sea del verbo saber o cuando el verbo ser sea imperativo: «Yo solo sé que no sé nada»; «Sé respetuoso por favor». Se omitirá cuando cumpla funciones de pronombre personal: «Se hallaba sola al momento de la tragedia».
DE del verbo: «Que Dios le dé el descanso eterno». DE, preposición: «Hoy iremos a la casa de Fernando».
A la palabra MAS se le colocará tilde cuando sea adverbio de cantidad o comparativo: «Ahora todo es más costoso»; «Juan es el más sobresaliente del salón de clases». No en el caso en el que sustituya a pero: «Esperé la carta, mas no llegó». AUN va tildada cuando equivalga a todavía: «El profesor aún está en su cubículo». No en casos en que signifique incluso: «Aun los tontos lo saben».
Antes de 2010, la conjunción disyuntiva «O» se escribía con tilde cuando se encontraba entre dos cifras, para evitar una posible confusión con el cero. «Actualmente este criterio ha sido modificado porque, desde el punto de vista gráfico, los espacios en blanco y la diferencia de forma y altura permiten la distinción (3 o 4, a diferencia de 304). En consecuencia, la referida conjunción se debe escribir siempre sin tilde, aun cuando aparezca entre cifras o signos».
(El entrecomillado de estas líneas, es indicativo de una cita textual).