Vigésimo primer día del cuarto mes de 2024. En un descanso de los viajes orbitales hemos venido a Villanueva de Sigena, en los Monegros oscenses. El motivo era conocer el Real Monasterio de Santa María de Sigena del que ya he hablado en otra ocasión y del que seguramente seguiré escribiendo en el futuro.
El tema de Monasterio me interesa desde su fundación en 1188 hasta su destrucción parcial en 1936 y la recuperación que se está llevando a cabo desde hace unos años desde varios ámbitos, me llama la atención especialmente la que está desarrollando de manera altruista Juan Naya, del que también os hablé en esa entrada en el cuaderno del 24/12/2023.
En Villanueva de Sigena nació Miguel Servet alrededor de 1510 y murió quemado en la hoguera en Ginebra en octubre de 1553, por hereje. Claro que la pregunta es hereje de qué, de quién.
Servet fue un de los más grandes teólogos, científicos y humanistas que ha tenido este país. Fue condenado por católicos y protestantes, estos fueron los que le quemaron vivo, supuestamente por contravenir los dictados de la iglesia, de ambas.
Servet era un estudioso, uno de los mayores expertos en los Evangelios, antiguos y nuevos, y fruto de ese estudio tenía su opinión, fundamentada, pero sus ideas de cómo debería ser la iglesia de los seguidores de Cristo no encajaba en lo que esperaba Calvino o el Papa del momento y fue condenado. Como especie somos expertos en el respeto de las ideas de otros.
Me parece muy recomendable la visita de su casa natal, reconvertida en pequeño museo
El monasterio a lo largo de su historia, más de ochocientos años, tampoco fue imparcial en sus postulados teológicos, toma partido por las diversas corrientes que a lo largo de los siglos se van imponiendo, eso sí dentro de la iglesia católica.
Al principio de la Guerra Civil española fue arrasado por milicias anarquistas, esa parece la versión más posible, y de ser así, en otro claro ejemplo de tolerancia, en este caso de respeto por el patrimonio artístico. La pérdida de su Sala Capitular es una verdadera tragedia.
Y también, al hilo de este último párrafo muy cerca de Villanueva se estableció el frente republicano, en Alcubierre, en el monte Irazo visitamos las trincheras que controlaban el paso del Puerto de Alcubierre en sentido este oeste, es decir las tropas nacionales que vendrían desde Zaragoza y alrededores, en concreto estuvimos en la Loma Orwel y ya se pueden imaginar la razón. Allí fue destinado George Orwel durante las primera semanas de enero de 1937 con las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).
Durante la guerra no hubo ningún respeto por las ideas del otro bando, pero al acabar esta no hubo piedad alguna con el bando perdedor en otro, otro más, claro ejemplo de tolerancia con las ideas diferentes.
No dejan de sorprender las palabras del propio Orwel en «Homenaje a Cataluña», un libro referente de la Guerra Civil, «Es curioso, pero después de las experiencias que he vivido no tengo menos sino más fe que antes en la honradez de los seres humanos».