Truman Capote: homosexual, alcohólico, drogadicto, genio

Se cumplen cien años del nacimiento del escritor

El 25 de agosto de 1984 hallaron muerto a Truman Capote en su apartamento de Los Ángeles. Lo encontró su amiga Joanne Carson, la exmujer del presentador de televisión Johnny Carson, quien había llegado para llevarlo a Nueva York, donde iban a celebrar su cumpleaños. 

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Xulio Formoso: Truman Capote

La autopsia reveló que murió a causa de una dolencia hepática añadida a una flebitis y agravada por la ingestión de fármacos. 

Tenía 59 años, se declaraba abiertamente homosexual, padecía ataques epilépticos, era alcohólico y tomaba drogas. 

Había nacido en Nueva Orleans, Louisiana, el 30 de septiembre de 1924, hace ahora cien años. Se llamaba Truman Strekfus Persons, pero adoptó el segundo apellido de Joseph García Capote, un hombre de negocios cubano que fue el segundo marido de su madre. 

Truman Capote siempre quiso ser escritor. En sus declaraciones, cuando ya era muy conocido, insistía en cómo, desde que era un niño, tenía ya muy claro que se iba a dedicar a la literatura. 

Tuvo una infancia triste, de soledad, privado del amor de sus padres, que se separaron a los pocos años de haber nacido. Niño no deseado y abandonado, su madre, una joven reina de belleza, lo visitaba fugazmente en casa de una tía con la que vivía en Monroeville (Alabama) el mismo pueblo de Harper Lee, la autora e «Matar a un ruiseñor», de quien fue amiga. Capote siempre recordó el perfume que utilizaba su madre, impregnando de melancolía la soledad en la que lo dejaba al marcharse. 

No sólo es que su madre no lo quisiera sino que incluso le repugnaban su delicada figura y sus maneras afeminadas. Ese rechazo lo convirtió en introvertido e inseguro, lo hizo refugiarse en la lectura e inventar historias que luego trasladaba al papel.

Toda su obra se levanta sobre las heridas de aquella infancia, a la que también debe la extensión hasta su muerte de una cierta manera de ser y de un comportamiento adolescente. 

Se independizó cuando tenía diecisiete años y en 1942 se trasladó a Nueva York para trabajar en el departamento de Arte de la revista The New Yorker.

Truman Capote escribió incesantemente desde muy joven y hay constancia de que ganó premios literarios con cuentos que recogían las páginas de la revista del instituto en el que estudiaba. Ganó tres veces el Premio de relatos O. Henry Memorial, en 1946, 1948 y 1951, y las editoriales empezaron a interesarse por su obra. 

A los veinte años publicó su primer cuento, «Miriam», en la revista Mademoiselle, pero el primer libro, «Árbol de noche y otras historias» no se publicó hasta 1949, cuando ya tenía veinticinco años. 

Era una recopilación de relatos que había escrito para revistas como The Atlantic Monthly o Harper’s Bazaar, aunque antes de todo esto había escrito relatos que guardó en una caja con la etiqueta «High School Writings 1935-1943» y que fueron encontrados entre los materiales del legado que el escritor dejó a la New York Public Library. Algunos se incluyen en «Relatos tempranos», un volumen póstumo que en España publicó la editorial Anagrama.

También se publicó después de su muerte una novela de juventud, «Crucero de verano». Truman Capote la había escrito en 1943 pero la tiró por considerar que no tenía suficiente calidad. En 2004 un sobrino de la vecina que había rescatado el manuscrito de la basura, lo subastó en Sotheby’s y se publicó al año siguiente. 

Después de «Árbol de noche y otras historias» vendrían las obras que lo llevaron al éxito. «Otras voces, otros ámbitos», de 1948, es una novela autobiográfica escrita bajo las influencias de Faulkner, Proust y Djuna Barnes. A pesar de causar escándalo ya era claramente la novela de un joven genio.

Además de escandalizar le gustaba provocar (lo hacía en casi todas las entrevistas, algunas de las cuales él mismo recopiló en «Los perros ladran») y protagonizar encendidas polémicas con escritores como Hemingway, Gore Vidal y Norman Mailer. Todo eso le proporcionaba una gran popularidad. 

Después de «Otras voces…» escribió guiones para el cine ( «La burla del diablo» de John Huston, «Suspense» de Jack Clayton) y las novelas «El harpa de hierba» (1951), «Desayuno con diamantes» (1958) y sobre todo «A sangre fría» (1965), la novela-reportaje que lo encumbró en el mundo de la literatura, en la que contaba cómo dos delincuentes mataban a un pacífico granjero de un pueblo de Kansas y a toda su familia. 

Se entrevistó con los asesinos en la cárcel mientras esperaban la ejecución y se documentó minuciosamente sobre el tema. 

«A sangre fría» inició el género bautizado como «no ficción» (hoy «true crime») y se convirtió en la novela canónica del Nuevo Periodismo y en un alegato contra la pena de muerte. Y lo hizo millonario.

Su ciudad preferida era Nueva York, donde «puedes comprar un libro a las cuatro de la mañana», en cuyo ambiente intelectual lo introdujo el editor Leo Lerman y donde conoció a uno de sus amantes, el escritor Jack Dunphy, quien fue su pareja hasta la muerte. 

También tenía casa en Suiza, a donde viajaba con frecuencia. En una de sus cartas cuenta que había viajado a Europa en el Queen Mary con veinticinco maletas, dos perros, una gata y un amigo. 

Sus relaciones personales iban desde Orson Welles, Greta Garbo o Christian Dior a Tennessee Williams y Paul Bowles.

Capote transformó su vida en una leyenda que continuó agrandándose con el tiempo. En el mundo intelectual de Nueva York se le consideraba como un niño prodigio intratable, un homosexual deslenguado y malicioso y un estilista frívolo enfrentado al puritanismo de la sociedad americana. 

Él se aprovechaba de esta imagen decadente: «Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio». No le acomplejaba su baja estatura ( «tengo el tamaño de un revólver y soy igual de ruidoso») y acentuaba su imagen vistiendo pantalones cortos, calzando playeras y llevando un bolso de señora.

Su última novela fue «Música para camaleones», de 1980. Después de su muerte se publicó su inacabada «Plegarias atendidas» (título tomado de una frase de Teresa de Jesús) y Gerald Clarke, su biógrafo, hizo un minucioso trabajo de recopilación de sus cartas, publicadas con el título de «Un placer fugaz». 

Philip Seymour Hoffman interpretó al escritor en la película «Capote» de Bennett Miller. La serie «Feud», de Ryan Murphy, basada en el libro «Capote’s women», que va por su segunda temporada, trata en detalle sus relaciones con la alta sociedad.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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