En los 31 años dedicado a este trabajo de divulgación periodística he ido aprendiendo muchas cosas sobre el apasionante mundo del lenguaje escrito y oral; pero también he hecho aportes con los que una innumerable cantidad de personas han disipado dudas y han logrado soltura en eso de escribir y de hablar bien, por lo cual, lo digo una vez más, me siento satisfecho y convencido de que el esfuerzo no ha sido en vano.
En ese largo recorrido he mostrado diversas situaciones, desde ortografía elemental, hasta complicados casos de sintaxis, semántica y sindéresis. En cada uno he procurado que el aporte satisfaga las inquietudes de esas personas que se preocupan por mejorar su escritura y expresión oral; además de que han entendido que nunca se termina de aprender. ¡Esa debe ser la actitud!
Ese trajinar me ha deparado dos cosas: gran facilidad en manejo del lenguaje que empleo y una visión que me permite hacer una clasificación de las impropiedades más recurrentes en los medios de comunicación (redes sociales) y en el habla cotidiana, con sus causas y consecuencias.
Paradójica y curiosamente, las más frecuentes son las más fáciles de resolver, pues no hace falta poseer grandes conocimientos, sino interés por deshacerse de esos vicios que ajan y envilecen la escritura y la forma de hablar.
En este artículo mostraré varios casos que he compilado de publicaciones en Facebook e Instagram, de los cuales he hablado en reiteradas ocasiones por separado; pero quise juntarlos para que el provecho sea mayor. Para mí, son estos los errores más frecuentes. Lo que también resulta curioso, es que las personas que más incurren en esos deslices, por su rol ante la sociedad en la que se desenvuelven, tienen la obligación moral de ser ejemplos del buen decir. ¡Helos ahí!
Echo, hecho
En este caso conviene saber que echo y hecho son vocablos homófonos, es decir, su sonido es igual; pero no significan lo mismo ni se escriben de igual manera.
El primero es del verbo echar: «Echó la basura en el lugar equivocado»; en tanto que el segundo es una forma del verbo hacer: «Ya he hecho el informe».
Además, hecho es un sustantivo que indica un suceso o una circunstancia: «Ese hecho cambió todo»; «Es un hecho: el equipo tendrá un nuevo director».
Ha, ah, a
La forma ha es del verbo haber: «Ella ha llegado tarde». La partícula ah se usa para expresar asombro, inseguridad u otra forma de reaccionar ante algo inesperado: «Ah, ya entendí». La a (sin la h) es una preposición que indica lugar, tiempo o dirección: «Voy a Caracas»; «El avión llegará a las doce del mediodía, aproximadamente»; «La fiesta comenzó a las nueve de la noche».
Es común que en redes sociales y otros espacios se confunda el uso de a con ha y ah. Es por eso que aparecen frases como: «El juez va ha revisar el caso»; «…a estado pensativo toda la tarde»; «Nos invitaron ah una fiesta de cumpleaños».
Para evitar ese mal uso, es indispensable que se sepa que cuando el fonema representado por la vocal a está precedido de un verbo en infinitivo (no conjugado), se escribe sin h: «Voy a buscar una solución»; «Va a suceder algo que todos estamos esperando»; «El alcalde va a estar todo el día en su despacho».
Cuando sea el caso de que esté acompañando a palabras terminadas en ado o en ido, se coloca con h (ha): «Ha estado lloviendo desde tempranas horas del día»; «Se ha comprobado la eficiencia del nuevo motor»; «La jefa de Talento Humano ha renunciado al cargo»; «Ha surgido un inconveniente»; «No se ha obtenido el resultado esperado»; «Nadie se ha atrevido a dar el ejemplo».
Osea, ósea, o sea
Estas tres palabras tienen un parentesco muy cercano; pero no por eso podrá usárselas indistintamente. La primera se refiere al verbo osear, que significa espantar las aves; la segunda se relaciona con huesos (conformación ósea) y la tercera es una locución que introduce una explicación o consecuencia de algo que ha sido mencionado. Es sinónimo de es decir: «Mañana será el examen final, o sea (es decir), nuestra última oportunidad de avanzar».
El venidero sábado les mostraré otros casos de usos inadecuados, que están en la lista de los que considero los más frecuentes; pero no dudo de que en el transcurso de la semana surjan otros, derivados de inquietudes de personas a las que les apasiona el tema lingüístico y regularmente leen mis escritos. ¡Para eso estoy!


