Las dos fotografías con que ilustramos este artículo hablan por sí solas del manifiesto predominio de la Iglesia en la Dictadura de la nacionalcatólica España de Franco, con el Ejército rodilla en tierra en posición de rindan armas al paso de las procesiones. Ambas fotos proceden de la magna exposición fotográfica Weltausstellung der Photographie que organizó Karl Paweck para el semanario alemán Stern en colaboración con 367 museos de 52 países y de la que se cumplen ahora 50 años (1964).
Caio Garrubba. Procesión de Semana Santa en Madrid, años 60. De la exposición ‘Weltausstellung der Photographie», 1964
La foto de Caio Garrubba muestra a soldados del Ejército de Tierra rodilla en tierra rindiendo armas en la calle a una procesión de Semana Santa en Madrid. La imagen retrata los delirios de cruzada de la desigual alianza entre la cruz y la espada en la que el poder militar se rinde ante ante el eclesiástico.
Jürgen Heinemann. Interior de la Catedral de Sevilla, años 60. De la exposición ‘Weltausstellung der Photographie», 1964
Un arma dentro de la iglesia
En la foto de Jürgen Heinemann puede verse a un soldado con el arma colgada al hombro en el interior de una iglesia para escoltar la salida de un paso en Sevilla.
Este hecho inaudito de la presencia de armas militares en el interior de un recinto sagrado, un sacrilegio en toda regla para la mentalidad europea de la época -no solo la protestante-, dio lugar a encendidas polémicas sobre los desmanes de los delirios de cruzada en la ‘larga noche de piedra’ del dictatorial nacionalcatolicismo español.
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Nada hicieron los sucesivos diez ministros de Defensa de la Democracia española* que estuvieron desde 1977 al frente del Ministerio de Defensa hasta que la primera mujer ministra del departamento, Carme Chacón, tuvo el santo valor de dar el primer paso para hacer efectiva una separación todavía pendiente Iglesia (católica)–Estado Spañol en el estamento militar. Sucedió el 21 de mayo de 2010, en que la ministra suprimió el anacronismo de la rendición de honores al “Santísimo Sacramento”, lo que desde la ‘larga noche de piedra’ del nacionalcatolicismo franquista suponía que los militares presentaban armas rodilla en tierra al paso de las procesiones.
1984: Tímido paso (sobre el papel)
Cierto que el primer gobierno socialista de Felipe González había dado un tímido paso en 1984 en que, con Narcís Serra al frente del Ministerio de Defensa, se aprueba el Real Decreto 834/1984, de 11 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de Honores Militares (vigente hasta el 23 de mayo de 2010). Dicho reglamento establecía, ¡al fin!, que las imágenes religiosas (católicas) dejarían de recibir honores militares. Hasta entonces, soldados abrían paso a las procesiones rodilla en tierra.
Eso sí, para no incomodar mucho al omnímodo poder fáctico de la jerarquía católica, preveía que, en caso de formar parte de «piquetes o escoltas» en «celebraciones de carácter religioso” [siempre sin detallar cuál de las confesiones religiosas presentes con notorio arraigo en el país] “con tradicional participación castrense», los militares adoptarían la posición de firmes.
La norma admitía una excepción: la rendición de honores al «Santísimo Sacramento», lo que suponía que los militares presentarían armas e interpretarían el himno nacional ante la custodia con la hostia consagrada.
Total, que seguía siendo papel mojado la teórica “aconfesionalidad” del Estado con una Constitución que reconoce la preeminencia de la Iglesia católica sobre “las demás confesiones”, citándola como única entidad por su nombre propio por su nombre propio (cosa absolutamente impensable que ocurriese con el Real Madrid entre las asociaciones deportivas o el Banco Santander entre las entidades bancarias).
Papel mojado y también en cierto modo una afrenta a los votantes de buena fe que dimos el voto a la Constitución Española de 19787 con la imposición del “trágala” de la servidumbre del Estado a la Iglesia de Roma.
La valentía de Carme Chacón
El alivio llegó en junio de 2010 cuando, 26 años después de aprobado el Reglamento de Honores Militares de 1984, la ministra Carme Chacón ordenó que en la procesión del Corpus Christi de Toledo se aplicara lo que establecía el Reglamento vigente e incumplido en ese punto hasta entonces. Asumió el riesgo de soportar la intemerata de descalificaciones de la derecha mediática -“El laicismo de Carme Chacón se carga el Corpus de Toledo”, tituló cierto diario para el que obviamente ser español y católico preconciliar seguía siendo la misma cosa.
El Reglamento vigente hasta el día 21 de mayo de 2010 solo preveía que, en caso de formar parte de «piquetes o escoltas» en «celebraciones de carácter religioso con tradicional participación castrense», los militares adoptarían «la posición de firmes». La norma admitía una excepción: la rendición de honores al «Santísimo Sacramento», lo que suponía que los militares presentarían armas e interpretarían el himno nacional ante la custodia con la hostia consagrada.
Chacón no podía ordenar nada que fuera contrario a un Decreto aprobado por el Gobierno. Pero sí aplicarlo. Para ello se comprometió a que los cadetes acudieran a la procesión con su uniforme de gala, saludaran como tradicionalmente lo hacen: con su sable con el sable. Pero no interpretar el himno nacional -lo que hará la banda municipal- ni presentar armas; es decir, nada de lo reglado como honores militares.
Nuevo minúsculo paso hacia la libertad religiosa, 32 años después de aprobada la Constitución. La mayor novedad, con todo, consistió en que los soldados que acudieran lo harían voluntariamente, garantizando así, ¡al fin! el derecho a la libertad religiosa dentro de las Fuerzas Armadas.
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* Ministros de Defensa de la Democracia española (1977-actualidad):
Manuel Gutiérrez Mellado (1977– 1979), Agustín Rodríguez Sahagún (1979– 1981), Alberto Oliart (1981– 1982), Narcís Serra (1982–1991), Julián García Vargas (1991–1995), Gustavo Suárez Pertierra (1995–1996), Eduardo Serra (1996–2000), Federico Trillo (2000–2004), José Bono (2004–2006), José Antonio Alonso (2006–2008), Carme Chacón (2008-2011), Pedro Morenés (diciembre de 2011–actualidad).
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Franco arrasó con la segunda República española, estableciendo un régimen fascista y fanático, que veía al republicanismo, al marxismo y todo lo que consideraba parecido a él, como un atentado a la tradición más ancestral, que incluye la presencia de la religión católica única y verdadera como centro espiritual de la sociedad española, prolongación «natural» de la circunstancialidad medieval. Para esa misma época, en las misas, los sacerdotes pedían a Dios que los librara del mal y del pérfido judío (lo oír y ví expresado por un sacerdote historiador del Vaticano en The History Channel, para contextualizar la actitud de la Iglesia y del papa Pío XII en la Segunda Guerra Mundial). El comunismo y la masonería, eran apreciados como las grandes amenazas demoníacas a la fe única, esto desde la visión de la Iglesia y sus adeptos.
Mussolini en Italia, Hitler en Alemania, llevaron a la práctica aquello de librarse del «pérfido judío» y de gitanos, masones, minusválidos, personas enfermas mentales, homosexuales,comunistas,anarquistas, opositores «peligrosos», etc., etc.
Franco hizo lo suyo también y eso, conforme a su realidad y adhesión espiritual; indudablemente, en ecos, permanecerá quizás por cuánto tiempo.
La unión de fe católica apostólica y romana con las FF.AA., con detrimento de otras creencias o exclusión, también de los no creyentes, es notoria en Chile y se fortaleció durante el régimen del general A. Pinochet (1973-1990). Donde es más fuerte es en la Marina, luego en el Ejército, y seguiría la Fuerza Aérea; posiblemente Carabineros de Chile, sea la institución de tipo militar (policía uniformada en realidad, la cual está en constante vaso-comunicante con la sociedad misma) más laicista de todas. Entre 1973-1990, el Almirante José Toribio Merino, estableció ordenanzas internas favorables a una sola fe, y excluyentes para la participación en cualquier institución librepensadora de la sociedad. Asimismo, en la Marina chilena, los altos mandos son ampliamente oficiales de adhesión religiosa católica y miembros de sectores o entidades (como Prelatura) particularmente fervorosos en la fe católica; en los buques los comandantes realizan misas con el personal.
En la sociedad chilena, más allá del ámbito católico, es decir abarcando también acciones del estado y sus instituciones, se favorece el culto o respeto a la Virgen del Carmen, patrona del Ejército chileno, incluyendo actos oficiales o semi-oficiales.
Cualquier chileno de 19 a 20 años, que desee ingresar a tales instituciones y hacer carrera en ellas, pensando en llegar hasta los mas altos mandos, debe considerar la variable religiosa. Si proviene de una familia librepensadora, agnóstica, atea, o similar, y él se siente así, podría tener dificultad extra para un pleno desarrollo institucional de sus talentos y vocación, a menos que pase a ser «converso». Las mayores posibilidades sí, las tiene en Carabineros de Chile, las menos en la Marina.
la foto no es de Madrid sino de El Arenal en Bilbao con el teatro Arriaga al fondo…..
aún recuerdo las «misas de campaña» en ese mismo lugar…..