Mónica Martínez Rivas*
Cada año en España celebramos y respaldamos numerosas efemérides de muy distinta naturaleza. Cada vez es más habitual, a través de las redes sociales, la “solidaridad en cadena”, mediante la que se igualan los perfiles de cientos de personas, se difunden peticiones en busca de apoyos o se reclama la visibilidad hacia diversos colectivos.
De todas estas fechas importantes, hoy quiero resaltar una, quizás porque me une a ella una sensibilidad especial, un vínculo que me llega desde la amistad, desde los estupendos momentos de convivencia y sobre todo, desde el lazo común que tengo con todas ellas y que no es otro que yo también soy mujer: cada 26 de abril, desde hace seis años se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica.
Una fecha que no fue elegida por coincidir con algún momento significativo para las mujeres; de hecho no conmemora ninguna injusticia ni ninguna adversidad. Su elección fue decidida entre los colectivos de lesbianas atendiendo a la urgente necesidad de resaltar una realidad silenciada durante siglos, un hecho que no queremos apreciar en su verdadera magnitud: la invisibilidad de las mujeres lesbianas en España, en Castilla y León, en Ávila, en los 248 pueblos que hay en nuestra provincia.
La invisibilidad en la que han de vivir nuestras hermanas, primas, tías, amigas, vecinas, compañeras de trabajo, maestras, profesoras, famosas, deportistas, actrices, políticas, conductoras, periodistas,… que discriminadas doblemente por el hecho de ser mujeres y lesbianas, han decidido renunciar a su indiscutible realidad, por miedo a perder sus trabajos, por temor a ser rechazadas por sus familias o amigos, por cautela en su vida profesional, por la perplejidad que provoca sufrir los prejuicios sociales, y muchas otras veces porque tener la valentía de “salir del armario” en un mundo absolutamente organizado desde el patriarcado y basado en el machismo no debe ser fácil, ni de lejos y mucho menos en Ávila, dónde apenas una decena de mujeres trabajan activamente en Lesgavila, la única asociación LGTB de la provincia.
Sin embargo, el Día de la Visibilidad Lésbica, no debería ser sólo un día de fiesta para las lesbianas, debería ser el día en el que todos y todas, nos propusiéramos ser lesbianas: tratando de ponernos en su piel y en su situación, salir también nosotros del armario social en el que vivimos, que no nos deja ver y que nos hace ser cómplices de esta desigualdad establecida como “lo normal”.
Imaginaos por un momento que el próximo 26 de Abril cambiáramos nuestro perfil de whatsapp, o de Facebook y dijéramos al mundo “yo soy lesbiana”. Sería un hecho tan solidario como otros muchos que hacemos de manera rutinaria. Pero, ¿nos atreveríamos? ¿Estaríamos preparados para las preguntas de nuestros contactos del teléfono o de las redes sociales? ¿Sentiríamos la obligación de justificaríamos ante nuestra familia? ¿Y ante nuestros amigos? ¿Escucharíamos rumores a nuestro alrededor? o peor aún, ¿percibiríamos el silencio a nuestro paso?
Todas estas preguntas y muchas más cuestiones, sensaciones y dudas son sólo una mínima parte del iceberg que permite, en pleno siglo XXI la invisibilidad para las lesbianas y su representación más brutal, que es la homofobia. Reflexionar sobre todo esto quizás nos anime a unirnos a la celebración del 26 de Abril, pero pocas cosas cambiarán, si ni siquiera por un día, nos atrevamos a gritar con ellas “yo soy lesbiana”.
- Mónica Martínez Rivas es secretaria de Mujer e Igualdad de IU en la provincia de Ávila
En realidad el dia de la visibilidad lesbica conmemora el asesinato de una chica a la que asesinó de un tiro el padrastro de su novia. En el juicio no se le condenó más que por el asesinato de la chica