Hermosa Juventud es la única película española que ha participado en el Festival de Cannes 2014, en la sección Un certain regard.
Dirigida por Jaime Rosales, e interpretada muy dignamente por una pareja que procede de las series televisivas, Ingrid García-Jonsson y Carlos Rodríguez, es un intento de acercarse a esa juventud suburbial que carece de formación y experiencia por lo que tampoco encuentra oportunidades; esa juventud sin futuro que, no nos engañemos, se parece ya como una gota de agua a la otra juventud, la que ha completado sus estudios, aumenta año tras año un curriculum cargado de masters y cursos de posgrado y tampoco encuentra trabajo ni ve un futuro en el horizonte cercano.
Natalia y Carlos son dos jóvenes enamorados, de 20 años, que luchan por sobrevivir en la España actual. Sus limitados recursos les impiden avanzar como les gustaría. No tienen grandes ambiciones porque no albergan grandes esperanzas. Viven con sus problemáticas familias en uno de los barrios periféricos de la capital. Para ganar algo de dinero deciden rodar una película porno amateur, de esas que circulan por Internet. El nacimiento de su hija agudizará tanto los problemas personales como los de pareja.
Hermosa Juventud – que llega a las pantallas españolas el 30 de mayo de 2014- es una película pesimista que habla de un país muy triste, unas familias llenas de problemas irresolubles cuyos miembros se aferran unos a otros, se ayudan para sobrevivir, y unos jóvenes “desheredados de la tierra” desde la infancia. Con un final aún más pesimista si cabe, porque da igual donde se encuentre, en el barrio madrileño o en las calles de Hamburgo: si una carece de títulos académicos, “está buena” y la crisis le ha pillado de pleno, no le queda otro recurso que el porno.
Me parece que este final no va a gustar ni siquiera a los chicos y chicas que se puedan identificar con los personajes.