Gracias al empeño del poder por hacer gozar siempre a las “mismas clases”.
Podemos porque somos más los hartos de lo podrido, que los que están saciados con lo podrido. Ponerse una venda en los ojos es inútil, el tufo terminará afectando al olfato, si a su vez te quieres tapar la nariz, dará igual porque te terminará salpicando, aunque quizá haya una forma de soportarlo…
Según Mucus, inteligencia natural de un moco sería: Descerebrándose del todo, donando toda la actividad y capacidad neuronal y sentimental a quien ostenta el poder en este $i$t€ma, que pone la avaricia de 4 por encima de las necesidades básicas de todas las demás personas, haciendo posible el “todo vale”.
Una persona, ya fallecida, que vivió la guerra civil española siendo niño, vivió la consiguiente posguerra, el hambre, la miseria, las diferencias de clases señoritos-siervos, el analfabetismo “obligatorio”, la persecución de las fuerzas del orden público si no se acudía a misa todos los domingos, … me comentaba con cierta frecuencia que había sufrido un gran desengaño en este país, porque pensaba que los hijos e hijas de aquellas personas de posguerra que habían recibido enseñanza (escolarización) y se habían formado, quizá habían adquirido lo necesario para producir cambios “profundos” socio-políticos- económicos en España.
La cuestión es que esta persona tristemente falleció sin ver trabajar por el cambio a personas formadas, universitarios y universitarias, descendientes de personas que vivieron esas mismas épocas de las que hablaba mi ser querido.
Esta fue la sorpresa que nos depararon las urnas tras las Elecciones al Parlamento Europeo con el partido Podemos, la rana Felisinda hija del desengaño constató que muchas personas prefieren democracia a corrupción e injusticia, que es lo que abunda en este $i$t€ma.
Cuando me acerqué a la concentración que se convocó en Madrid pidiendo referéndum sobre Monarquía o República, la bandera que ondeaba era la republicana y comprendí que en España existen una serie de conflictos no resueltos que se tendrán que resolver. De nada sirve cerrar la puerta para que no salgan, porque terminarán haciéndolo, tarde o temprano por la ventana…
Los conflictos se afrontan con valentía, no se niegan por comodidad o cobardía, así no se crece, ni se aprende y mucho menos se evoluciona, a excepción de ciertos bolsillos.