El máximo premio, la Concha de Oro, a la mejor película de la 62 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián ha sido otorgado a la película española «Magical girl» del madrileño Carlos Vermut, quien se lleva también la Concha de Plata al mejor director. Una decisión que resulta polémica si comparamos la calidad de las películas presentadas en esta competición.
Me remito a la crónica que escribí sobre el film en el momento de su pase, durante el festival, e insisto que no le veo esas cualidades globales de guión, puesta en escena e interpretación, etc, que normalmente deben acompañar a la película escogida para el máximo premio.
Un doble premio que se queda este año en el cine español con una película que había tenido sin embargo reacciones mitigadas en este festival, pero que estimulará sin duda la carrera de este joven director que firma aquí su segundo largometraje de ficción, después de «Diamond flash» en 2011.
Una concha de oro que va acompañada en esta edición de un premio especial del jurado, para «La vie sauvage» la vida salvaje, del francés Cedric Kahn, lo que suena a un premio de compromiso, probablemente tras dificiles negociaciones en el jurado internacional presidido por el productor español Fernando Bovaira.
Personalmente me hubiese parecido más sabio invertir el orden de los premios, y colocar «La vida salvaje» como mejor película de este festival y dejar la mención para la que han galardonado.
Merecido en cambio y suficiente el premio de la mejor fotografía para Alex Catalán por «La isla mínima» del sevillano Alberto Rodríguez, un thriller con una atmósfera bien lograda en las marismas del Guadalquivir. Digo suficiente porque no comparto en cambio el entusiasmo del jurado por la interpretación de Javier Gutíerrez en esa misma película galardonado con la Concha de Plata al mejor actor.
Hubiese preferido en ese lugar al actor francés Mathieu Kasovitz en un excelente papel de composición de un irascible padre marginal en «La vie sauvage» de Cedric Khan. Pero bueno ya saben eso de que sobre gustos y colores no hay nada escrito.
Se agradece sin duda la Concha de Plata de mejor actriz para la veterana Paprika Steen, por su papel de hermana mayor en esa familia danesa que asiste a los últimos momentos de vida de su madre en «Corazón en silencio», excelente película de Bille August sobre la eutanasia.
Muy merecido también en el marco de esta competición el Premio al mejor guión para Dennis Lehane por «The drop» (la entrega) dirigida con evidente solvencia por el norteamericano Michael R. Roskam. Un trhiller convincente, con excelentes actores y de evidente calidad.
Romperé una lanza por último en esta crónica por la gran olvidada de este Palmarés oficial. Injustamente olvidada «Loreak» (Flores) de los vascos Jon Garaño y José Maria Goenaga, que ha sido una de las mejores sorpresas de esta competición. Una película sensible, poética y con una excelente actriz, Nagore Aranburu, quien hubiese merecido todas las flores de este festival. Solamente una mención especial del Premio Signis ha galardonado esta estupenda película.