Hemos ido hablando a lo largo de este maratón cinematográfico en Cannes de aquellas películas de la competición oficial que, en mi opínión, vale la pena ver por su interés temático o sus cualidades cinematográficas, así como de aquellas que he tenido tiempo de ver en las secciones paralelas.
He omitido en cambio aquellas que me parece hubiesen merecido no estar en la competición, o que resultan fallidas y decepcionantes pese a tener a veces una buena factura de producción.
En esta crónica, para que no se piensen que no las vimos, empezaré hablando de tres que se llevan la palma de lo peor, como por ejemplo «El bosque de los sueños», fallido e inverosímil drama de Gus Van Sant, sobre un hombre que decide suicidarse en un parque del Japón, o de la francesa «Mon roi» de Mae Wen, que pese a contar con un buen duo de actores, resulta una de esas obras en las que el cineasta, en este caso la cineasta, se mira el ombligo, con un relato que no provoca ni interés ni emoción. Me hubiese gustado evitar también la plomífera y repetitiva «Más fuerte que las bombas» con Isabelle Hupert, película del danés Joachim Trier, nada que ver por cierto, ni de lejos ni de cerca, con el muy brillante Lars Von Trier.
Tampoco hablé días atrás de «Sicario» película norteamericana del francés Denis Villeneuve, que es una de esas películas mil veces vista sobre el narcotráfico, bien interpretada por Benicio del Toro y Josh Broslin, en el que la CIA hace el trabajo sucio ante la inocente mirada de una agente femenina del FBI, la atractiva actriz británica Emily Blunt.
Julien y Marguerite de Ravalet en la película de Valerie Donzelli
Omití también dos películas que vi con curiosidad e interés, y aunque tienen excelentes actores, su realización me parece fallida y el resultado nada convincente. Una es «Marguerite et Julien» de la francesa Valerie Donzelli. Un viejo guión de Jean Girault que había sido escrito para Francois Truffaut y que ese maestro del cine nunca realizó. Hoy es Valerie Donzelli quien se ha lanzado en una adaptación que se pretende moderna, estilo Sophia Copppola en «María Antonieta», en donde mezcla géneros y épocas, helicópteros y siglo XVII, sustrayendo fuerza y poesía a ese relato sobre el incesto como expresión del «amour fou», o de la lucha contra todos los tabúes morales a través de las épocas.
Me encanta sin embargo la actriz Anais Demoustier, quien es una de las mejores promesas del cine francés actual. El relato en si sobre esa incestuosa historia de amor tiene un interés evidente, pero el tratamiento de Donzelli lo echa a perder y nos deja en cambio imaginar lo que un director como Eric Rhomer hubiese podido hacer con él.
Dos buenos actores también en la película del italiano Paolo Sorrentino, «Youth» que suena mucho mejor en italiano «Giovinezza», rodada en inglés, una verdadera manía la de reducir todo al esperanto anglo, pero en esta ocasión tenía la excusa de que sus intérpretes son los magníficos Michael Caine y Harvey Keitel o Jane Fonda. Gracias a ellos la película se hace soportable y en escasos momentos divertida.
Algunos buenos dialogos sobre el viejo tema del miedo a envejecer y de la muerte, en un lujoso hotel balneario de talasoterapia, en ese mano a mano Keitel-Caine, no son suficientes pese al brío de sus actores para salvar del naufragio esta realización pretenciosa y desmesurada de Sorrentino. Su puesta en escena tiene una estética de videoclip publicitario, que busca plagiar a Fellini, resultanto en cambio pretencioso, vacio, «vuoto dicono» en italiano, y grandilocuente.
Sorretino es la sexta vez que viene a esta competición, ganó premio con «Il Divo» en 2008, pero se fue de vacío con «La grande belleza» en 2013. Es pues uno «de los de siempre», asiduo a este festival, tanto es así que casi parece que haga sus películas para venir a Cannes, en los diálogos en «Youth» hay una réplica alusión incluso a este festival!
De escaso interés también «Dheepen» de Jacques Audiard, cuyo tema es en principio interesante. La llegada a Francia de una falsa familia de inmigrantes de Sri Lanka, que se hacen pasar por marido y mujer con niña para obtener asilo político.
Gracias a esa artimaña se instalan como porteros de un inmueble en uno de esos barrios perifericos en donde las bandas de narcotraficantes hacen la ley, escapando a las reglas del Estado de derecho. Su tratamiento es sin embargo bastante inverosomil, al hacer del tema de la emigración y de la droga una más de tantas peliculas de acción.
Tampoco me convenció hoy «Valley Of love» de Guillaume Nicloux, la última de las películas francesas en competición, interpretada por Isabelle Hupert y Gerard Depardieu, rodada en los Estados Unidos, en los bellos paisajes del Valle de la Muerte en California. Dos actores Isabelle y Gerard, divorciados, se reúnen en ese lugar, respondiendo a la invitación póstuma de su hijo que les anuncia en una carta su suicidio. Una trama aburrida y teatral, pese a los decorados naturales en que está rodada, que pretende ser una reflexión espiritual sobre la relación entre padres e hijos, pero que no alcanza verdadera emoción.
[…] vez que Jacques Audiard es premiado en Cannes, y la primera que se alza con la Palma de Oro. “Dheepan” cuenta la historia de una pareja de inmigrantes de Sri Lanka, que se hacen pasar por marido y […]