El día 30 de este mes tengo que entregar mis memorias políticas y literarias. El trabajo exhaustivo me ha obligado a interrumpir momentáneamente mi Antorcha. Hoy, aunque sea brevemente, no puedo por menos que recuperar la comunicación: hay momentos en que no se puede dejar de gritar.
Y lamentarse del silencio de escritores en particular, intelectuales en general, ante la miserable campaña desatada en torno a Rita Maestre- Imputada -¡qué justicia tenemos!-.
Se dice que el fiscal pide para ella pena de cárcel. Su delito, algo que debiéramos hacer todos: protestar porque dentro de la Universidad, en un Estado que se dice no confesional, denunciara que existe una capilla católica. Terrible este dominio de la Iglesia durante quince o más siglos.
Y ahora, pasado ya su ejercicio de torturas y crímenes -recordemos la Inquisición- y apoyos a Cruzadas como la de Franco, exige silencio sobre su poder y presencia pública en organismos oficiales, no acepta críticas sobre su poder, continúa amparando aberraciones, casi siempre silenciadas, de muchos de sus jerarcas en temas que luego persigue denodadamente, como los del sexo.
Todavía queda en nuestra memoria lo que hacía en las cárceles franquistas, las palabras de capellanes siguiendo prédicas de sacerdotes u obispos, cuando se vanagloriaban de terminar a «cristazos» con ateos o quienes no siguieran sus doctrinas. Una cosa es el respeto a las ideas, y dentro de ellas a quienes son religiosos y lo manifiestan, pero sin privilegios e imposiciones a los demás, y otra es el análisis del poder terrenal que acaba convirtiéndose en ideológico al servicio de las castas privilegiadas, la Iglesia, una de las que más.
Aceptar esta «cruzada» y denunciar a quienes a ella se oponen, de los herederos de Franco, o el silencio de los vasallos del mercado y los medios de comunicación, e incluso la no defensa a ultranza de Rita Maestre de quienes no militan en el PP-PSOE -o sus secuaces- que no faltarán, eso si, a procesiones, rociadas, actos en catedrales o fiestas papales, para mostrar, unos, su devoción catequística, otros, su «política correcta», es una muestra más de a qué grados de indignidad llega el pensamiento y la ética en España.
Y todo lo que es misterio
Hace unos días he publicado, en la editorial Akal, mi última novela … Y TODO LO QUE ES MISTERIO. Dado el silencio que en los medios se ofrece sobre mi, reproduzco la contraportada:
Paul Celan-Ingeborg Bachmann: un amor apasionado que se desarrolla en el siglo XX y desemboca, al compás de su tiempo, en la locura y en diversos modos de muerte. La memoria histórica de la mayor tragedia conocida por la Humanidad se mezcla con la evocación del amor-dolor de dos seres excepcionales.
En el camino se cruzan otros personajes asimismo decisivos en la literatura y el pensamiento: Martín Heidegger, Hannah Arendt, Thomas Bernhard.
Los escenarios de esta historia son: Rumania, Austria, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, España. Los narradores: dos sobrevivientes del bombardeo de Alcañiz (Teruel) efectuado por los aviones italianos, año 1938. Uno de ellos se salvaría, después, de Auschwitz.
Esta novela recorre años decisivos de nuestro presente histórico desde el escalofrío más profundamente humano de los narradores y la creación poética más sublime: la de los protagonistas.