Nos preparamos ante una nueva era con toda la fuerza posible, con la amistad, y con el cruce de intenciones que nos llenan de cariño. Son las buenas elucubraciones, propias de estas fechas, que, con ímpetu, deberíamos llevar bien alto durante todo el año.
Hemos de asumir, con los cambios de ciclos, los retos de etapas renovadas, rejuvenecidas, prestas a que las transformaciones tranquilas sean posibles. Midamos con astucia, con carisma, con buen fin, todo lo que nos rodea, desde la emoción de cada instante, en los espacios en los que nos movamos, y preparados para un porvenir que tiene sentido en comandita.
El respeto es una palabra clave. La cooperación le acompaña con reglas de preferentes dichas, que hemos de expandir pensando en nosotros mismos, pero secuencialmente en los demás. Los estadios tienen unos objetivos marcados y/o inefables que hemos de localizar, ponderar y cumplir.
Nuestros sueños están claros, y los queremos participar, con el propósito de que todos, lectores y colaboradores, podáis contribuir con ellos. La cultura debe seguir fermentando con las llamas de la libertad.
Así, generemos oportunidades y estancias con las que llenar de contento y de formación los 12 meses de 2016, que protagonizaremos con el máximo afán de ascender bien arriba. El acertijo de la vida se resuelve superando los miedos y con menesteres y voluntades de progreso.
Hagamos que las historias personales y colectivas sean un circo en el buen sentido, cargado de fe en nosotros mismos y con variedades de conocimientos, que desmenuzaremos para que no nos falte la jovialidad a la que tenemos derecho.
Tomemos el azúcar de la existencia. Tengamos coraje para no abandonar los proyectos más interesantes, aquellos que suponen sacar energías por doquier desde la esperanza en un porvenir completo. Pongamos claras y huevos en los menús de unas existencias que hemos de ir enriqueciendo con nobles platos y algún que otro capricho. Echemos sal, pimienta y condimentos que vayan imponiendo el criterio de la verdad. No dejemos atrás lo esencial, que hemos de focalizar mediante sus relaciones con la estima, cimiento señero de nuestras razones de ser y de estar.
Vamos a procurar, por ende, que este año sigan apareciendo grandes dosis de calidad en nuestras secciones y escritos. Seguro que continuaremos creciendo en esta fantástica familia que somos. Intentaremos que no falte de nada. Estaremos atentos a nuevas incorporaciones, a anhelos de los presentes e igualmente de los que se vayan agregando. Si esta revista alberga alguna virtud, con seguridad podemos subrayar que la principal es su carácter acogedor y ecuménico. La apuesta es seguir creciendo. Para ello necesitamos vuestra capacidad. Lo que nos hace otear en positivo es que hasta ahora no nos habéis fallado. Nosotros tampoco lo haremos. Todos juntos somos más que la suma. Gracias por tanto.