Ileana Alamilla[1]
La semana pasada se dio a conocer el estudio titulado “El problema de las drogas en las Américas”, elaborado por la OEA, por encargo de los gobernantes del continente, durante la Cumbre de las Américas, en abril del 2012, que ha recibido el rechazo de Estados Unidos. La motivación para ese análisis fue la necesidad de “que se disminuyan las muertes, que se disminuya la violencia que provoca el narcotráfico, que se reduzca el consumo de drogas y se quiten las ganancias a los criminales”.
El enfoque central de informe es considerar a las drogas como un problema de salud pública y, por tanto, buscar la rehabilitación de quienes han caído en las garras de los narcóticos. Y la lógica es ver al adicto como un enfermo crónico, como víctima y no como un delincuente o cómplice de los narcos.
“Este es el inicio de un debate largamente esperado cuyas conclusiones definitivas corresponden a los gobiernos”, dijo la OEA, discusión que comenzará durante su 43 Asamblea General, a celebrarse la primera semana de junio en Antigua.
El enfoque sobre este tema es distinto del que ha privado en el combate del tráfico de drogas y que ha costado más de 70 mil muertos a nuestro vecino del norte, México, en el sexenio anterior, y a nosotros nos mantiene en situaciones de violencia extrema, peligros latentes, riesgos para todos, cooptación de autoridades y hasta de poblaciones. Se ratifica en dicho informe que no se trata de impulsar cambios drásticos y dramáticos, sino abordar con otros ojos este problema que a países como el nuestro los han convertido en “estación de servicios”, según un informe regional de Asíes.
Un aspecto que le da legitimidad al documento es que el estudio fue elaborado con la colaboración de todos los países del continente y que señala la necesidad del fortalecimiento institucional y de la presencia del Estado para afrontar la violencia y la inseguridad que generan los grupos criminales. Cuando no hay quién ofrezca salud, educación e infraestructura, la gente confía en quienes le resuelven estas necesidades.
Sin duda la reunión de la Antigua será difícil, pues Estados Unidos ya fijó su postura y ha indicado que se contraviene el derecho internacional, por lo que se esperan discusiones y abordajes que justifiquen convincentemente la propuesta de cambio. Lo bueno es que también ha manifestado que está dispuesto a desarrollar un diálogo útil y productivo.
En nuestro caso, el informe, además, reveló que el cultivo, el tráfico y la producción de estupefacientes han llevado a la destrucción de los recursos naturales, principalmente en la Reserva de la Biosfera Maya. Existen antecedentes de cultivos de amapola cerca de la frontera con México, pero no hay estimados confiables sobre la cantidad de tierra cultivada.
El análisis de la OEA señala que cuando el gobierno mexicano reforzó sus controles en el 2009, más precursores se trasladaron a Centroamérica, específicamente a Guatemala y a Honduras.
Tenemos la oportunidad de empezar a repensar la estrategia de lucha contra el narcotráfico, ya que hasta ahora hemos fracasado, con un costo de miles de muertos.
- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, fallecida en enero de 2018.