Ajedrez: en el Park Royal de Vancouver no quieren jugadores

Un grupo de jugadores de ajedrez está tratando de continuar una tradición de varias décadas de reunirse en el Park Royal Shopping Centre, en el oeste de la localidad de Vancouver (hermanada con la española Huelva), para jugar al ajedrez.

Cuando se habla de prohibir jugar al ajedrez, se pueden citar ejemplos recientes como el de Arabia Saudí o el curioso caso que ha sucedido en Singapur, incluido cartel prohibitivo. Pero nadie podía pensar que algo así sucediera en la civilizada Canadá.

Uno de los miembros del grupo recibió, el 31 de marzo de 2016, una carta del director general del centro comercial, Karen Donald, para encontrar otro lugar para jugar. «Nuestra intención es ser respetuoso y razonable, ya que habíamos discutido cuando nos encontramos. Si su grupo no cumple no nos dará otra alternativa que ir al departamento de policía de West Vancouver» señala la amenazadora misiva, de la que habían remitido una copia a la Policía.

«El patio de comidas no está destinado para este uso y debe mantenerse a disposición de nuestros clientes», se lee. «No podemos seguir teniendo asientos monopolizados por grandes grupos como el suyo, de forma diaria, ya que esto sería un mal servicio a nuestros clientes de pago». Al parecer todo es un tema económico, «un análisis de coste-beneficio recomienda el desalojo de su grupo».

Park Royal se negó a comentar sobre el tema, pero la carta afirma que el centro comercial quiere que los jugadores de ajedrez se vayan con sus tableros.

La imagen de los policías desalojando a un grupo, en su mayoría de edades entre 70 y 80 años de edad, -que incluye entre ellos un donante multimillonario al Hospital ‘Puerta de los Leones’, uno de los fundadores de la Universidad ‘Simon Fraser’ de Vancouver y un miembro de la Orden de Canadá- es demasiado para los medios de comunicación y el tema se expande por todo Vancouver y llega a Canadá y por su cercanía geográfica, a Estados Unidos. Los medios sociales arden de indignación.

Pero, curiosamente, habría que recordar que en la década de 1980, la gestión del centro comercial, buscando sacar provecho de ajedrez, instala en una explanada un tablero de 12 por 12 pies, con piezas de ajedrez de gran tamaño. Una media docena de mesas se colocan alrededor del tablero gigante para que los jugadores las utilicen. Además, pidió al grupo, que ahora quiere expulsar, llevar a cabo un torneo de ajedrez y lo organizaron hasta para los jugadores del vecino estado estadounidense de Washington. El centro comercial publicitó el torneo. El tablero gigante finalmente desapareció y el grupo de jugadores se movió alrededor de la zona. En un momento dado hace aproximadamente dos décadas incluso pagaron por sus propias mesas de ajedrez, tras ser retiradas las que había.

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George Ingham, a la izquierda, lleva medio siglo jugando en el Park Royal.

 

«Mi reacción fue: ¿a quién quieren engañar? Tienen que estar bromeando Todo esto tiene que ser una broma… pero no era una broma», dijo George Ingham, quien cumple 80 años este mes, ha jugado al ajedrez en el Park Royal durante medio siglo, e incluso jugando allí, conoció a su esposa Kathy. El centro comercial se creó en 1950 y cuenta con unas 300 tiendas que abarca casi cien mil metros cuadrados.

«Hace 50 años cuando fuimos allí, era el centro comercial idóneo que queríamos nosotros para jugar al ajedrez, y por eso dispuso un gran tablero, en el centro del propio centro comercial,» recuerda Ingham. El ultimátum lo define como «extraño».

La joven ajedrecista Ashley Tapp juega con los habituales del centro comercial.

El grupo que forma parte habitual del paisaje del centro comercial es informal, no está asociado a ningún club, y entre los jugadores se encuentran jubilados, también adolescentes, médicos, dentistas, trabajadores de limpieza, y hasta ajedrecistas internacionales. Ni qué decir tiene que desde que se dio a conocer el tema, el grupo de ajedrecistas se ha visto inundado con mensajes de apoyo y ofrecimientos de ayuda de todo tipo. Algunas tiendas del centro comercial ofrecen a los jugadores de ajedrez descuentos de hasta el 10 por ciento en sus locales. El dueño de una de ellas calificó de «basura total» el intento de desalojo. Una joven ajedrecista canadiense de 16 años, natural de Vancouver, Ashley Tapp, quien ha participado en varios torneos internacionales, ha jugado en el centro comercial mostrando su solidaridad.

Cuando comenzaron las renovaciones significativas en el Park Royal, los jugadores de ajedrez se trasladaron a un espacio en la parte norte del centro comercial. Ingham dijo que los tableros de repente desaparecieron, y los jugadores se desviaron hacia las mesas en el patio de comidas.

Respecto a la acusación de que no consumen, «saben lo que quiero, una hamburguesa, cuando voy allí» dijo Ingham, refiriéndose a los comerciantes del patio de comidas. «Y cada uno de nuestros jugadores de ajedrez todos ellos toman café». «Siempre dimos paso a cualquiera que quería utilizar las mesas para la comida», dijo otro jugador de ajedrez, Tom Foster, quien está jubilado y vive en el oeste de Vancouver.

En su carta, Karen Donald sugiere otros sitios, detallando que los jugadores podían reunirse, incluso en lugares específicos como la biblioteca, el centro de actividades de la Tercera Edad o el centro de la comunidad, y les añade las tarifas de alquiler. El centro les ofrece a los jugadores 500 dólares de una vez para esos posibles costes de alquiler si juegan en otra parte.

«Podríamos hacer eso, ir a la biblioteca, o a otros lugares, o jugar en nuestros hogares, o podríamos alquilar un salón, supongo, pero eso no es realmente lo que somos» replican. «Cuando se tiene en cuenta lo que se pierde, es historia», apunta Ingham. «Estamos muy molestos, muy molestos…»

«No estamos allí sólo por el ajedrez, estamos allí por camaradería, por amistad. Por lo tanto, no se ajusta para nosotros ir a un centro de la comunidad,» sostiene Ingham, quien dijo que lo más triste de no jugar en el centro comercial sería perder el contacto con las personas que sólo aparecen para disfrutar del juego y la compañía. Añade que forma parte del tejido social del oeste de Vancouver, un lugar civilizado para vivir. Es por eso por lo que estamos luchando»

«Es agradable tener gente, vernos jugar y un padre con su hija o hijo que tienen el valor necesario para preguntar si pueden jugar a un juego de cinco minutos», dijo Gerry Fellows, quien vivía en Inuvik en 1983, pero cuando supo por primera vez del grupo de los entusiastas de ajedrez que juegan regularmente en el Park Royal acudió al mismo. Estaba tan emocionado por la idea de que «suena tonto, pero cuando descubrí que yo era capaz de jugar al ajedrez y reunirme con amigos, me instalé en Vancouver».

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Entrada del Park Royal Shopping Centre en Vancouver.

El alcalde del distrito, Michael Smith, ha prometido a los jugadores de ajedrez que va a hablar con la gerencia del centro comercial: «Realmente, no lo entiendo», dijo. «Es una cosa muy relajante observar un grupo de personas en silencio disfrutando, jugando al ajedrez, y que se fomenten nuevos jugadores. Creo que se suma al ambiente del centro comercial». Haciendo un símil ajedrecístico «la amenaza a una mayoría de personas mayores con la detención por la policía no es un movimiento muy astuto». De hecho, un portavoz policial, Jeff Palmer, apuntó que la disputa no es «un asunto de la policía, es una controversia privada».

Hay que recordar que Vancouver es una de las ciudades más caras del mundo. La frase argumentada por el centro comercial, «un análisis de coste-beneficio, recomienda el desalojo de su grupo» lo dice todo. Decía el revolucionario argentinocubano, Ernesto ‘Ché’ Guevara (1928-1967), un gran aficionado al ajedrez, que el capitalismo al buscar beneficios es tan tramposo que hasta se hace trampas a sí mismo.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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