La competición propiamente dicha ha empezado con buen pie en Cannes con la proyección de una interesante y larguísima tragicomedia rumana en forma de réquiem por un padre fallecido cuarenta días atrás. «Sieranevada», del cineasta rumano Cristi Puiu, es una historia rodada casi totalmente en un espacio cerrado, siguiendo las tres reglas teatrales de unidad de tiempo, de lugar y de acción.
Con una virtuosa puesta en escena en el interior de un exiguo apartamento y en las calles nevadas de una barriada popular en Bucarest, Puiu relata la reunión familiar, según el rito religioso ortodoxo, que consiste en bendecir y conmemorar 40 días después de su muerte el alma del difunto.
Un momento propicio pues para reunir a todos esos personajes y filmarlos tanto con cámara móvil como con largos planos secuencia, para dar al espectador esa impresión de filmar el tiempo real. Un planteamiento estético sin duda coherente en la intención del realizador, aunque a mi juicio algunas elipsis serian de agradecer para hacer su película accesible a un más amplio público.
El guión muy inteligente está construido en forma de rompecabezas, es decir, sin dar al espectador al comienzo todos los elementos de comprensión sobre el objetivo de esa reunión con comilona familiar a donde acuden un médico recién llegado de Francia y su esposa. La información nos llega a través de los diálogos en forma fragmentada, en una discusión que va de lo familiar a lo político, de forma muy natural, mientras las mujeres preparan en la cocina el típico plato rumano de coles rellenas con polenta.
Vamos también descubriendo poco a poco quien es quien en esa familia, la madre, las tías, los hermanos, que van a lavar nunca mejor dicho sus trapos sucios en familia, sobre todo con la irrupción del adultero y violento cuñado de la viuda.
En ese microcosmos familiar que se agita en un huis clos, con puertas que se abren y se cierran de un lado a otro del apartamento, asistimos a una reflexión tanto humana, como política e histórica. Las tensiones en las parejas, o entre hijos y padres, el engaño y el adulterio, pero también sobre el pasado comunista reciente de la sociedad rumana, sus mentiras y la salvaje represión del dictador Ceaucescu, o sobre las teorías conspiracionistas que aparecieron en internet tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, o tras los atentados en París contra Charlie Hebdo, tema que obsesiona a uno de los nietos.
La sociedad rumana aparece pues reflejada en ese microcosmos familiar, compuesto de médicos, militares, estudiantes o amas de casa, pero también en las escenas de atascos y de broncas entre los vecinos del lugar que se disputan un plaza de aparcamiento, en ese frío invierno.
El titulo «Sieranevada» que tiene acentos de western y connotación hispana significa sierra nevada y, según Cristi Puiu no hay que buscarle una explicación lógica pues le ha venido inspirado por esos bloques de edificios que son como montañas en ese paisaje urbano.
Aunque siendo muy diferente y con cáustico humor rumano, la película de Puiu, me ha hecho pensar en la película argentina “La ciénaga” de Lucrecia Martel, por esa forma virtuosa al filmar las relaciones y tensiones familiares en su forma más íntima y cercana.
Cristi Puiu, se dio a conocer en Cannes con “Le matos et la thune” en 2001, ganó el premio “Un certain regard” en 2005 con “La muerte de Dante Lazarescu”, y reincidió en esa sección del festival con “Aurora” en 2010. Con “Sieranevada” , su cuarto largometraje, es ahora la primera vez que participa en la competición oficial para la Palma de Oro de este festival.
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