La magia del cine y del mimo Charles Chaplin reviven en su casa convertida en Museo en Vevey, Suiza. Chaplin, fue símbolo de humorismo y de crítica social después de la Segunda Guerra Mundial y una gran estrella del cine mudo, además de un internacionalmente reconocido productor de la industria cinematográfica.
Hizo reir a grandes y chicos, y cuando Hollywood le dio la espalda por sus ideas, buscó en Suiza la alegría y la paz para trabajar en sus filmes y compartir con su familia sus creaciones y su intenso amor a la vida.
Su casa de Vevey, construida en 1840, y donde vivió por 25 años con sus hijos, fue también el lugar de sus creaciones fílmicas y donde murió a los 88 años, la Navidad de 1977. Actualmente, es un museo donde se puede conocer su historia familiar y su estilo de vida, recrear sus filmes, apreciando los estudios o sets, donde fueron filmados sus cortometrajes mudos y divertirse con sus películas.
Chaplin debutó a los cinco años en las tablas porque pertenecía a una familia de la farándula. Autodidacta, creo un inolvidable personaje: Carlitos, con su galera, sus zapatos de payaso y su bastón. Un personaje mezcla de ternura y picardía, realizó 35 metrajes y luego hizo películas de largo metraje. Cruzó del cine mudo al sonoro. Conquistó Hollywood pero ante problemas ideológicos, construyó un pequeño Hollywood en Suiza, lugar que le permitió continuar con su mundo fílmico.
Debutó en 1914 con Ganándose el pan, hasta consagrarse con La quimera del oro (1925), luego filmó Luces de la ciudad (1931) y El gran dictador de 1940. Fue actor, director y productor y junto a Mary Pickford y David Griffith fundó United Artists.
Por su exitosa carrera recibió numerosos premios, en el museo se puede ver el salón que guarda esos premios y el Oscar Honorífico que Hollywood le dio en 1972. Esa noche, el público de pie lo aplaudó por 12 minutos, uno de los aplausos más largos de los oscares. Ese premio coronó su vida de actor y cineasta.
Se casó varias veces: con Mildred Harris, Lita Grey, Paulette Goddard hasta que divorciado en 1943 conoció a Oona O’Neill, hija del gran dramaturgo norteamericano Eugene O”Neill. La diferencia de edad fue comentada, Oona tenia 18 años y él 54, pero fue el matrimonio que duró hasta su muerte.
Esa casa que habitó con su familia es hoy un interesante museo, abierto el 17 de abril de 2016. La planificación llevó quince años, con la participación de sus hijos, quienes manifestaron que deseaban un museo activo donde el visitante pudiese interactuar con el propio Chaplin.
Según me comenta uno de los actores que atiende la boutique de recuerdos: “Es un orgullo trabajar en el museo de quien fuera uno de los grandes del cine y tener este museo en Suiza, ubicado entre el Lago de Ginebra y los viñedos de Lavaux, con vista a los Alpes suizos”.
La propiedad ocupa 14 hectáreas y la Mansión Ban fue construida en estilo neoclásico, en 1840. Tuvo varios dueños y durante la Segunda Guerra Mundial fue casa para refugiados. El 31 de diciembre de 1952, la compra Chaplin y cuando muere, la casa es heredada por su esposa Oona y cuando ella murió, el 27 de septiembre de 1997, la heredaron sus hijos, creándose la Fundación Chaplin Museo.
La pareja compartió la casa con sus ocho hijos y con amigos que los visitaban como Marlon Brando, Truman Capote y Sofia Loren.
Se hicieron renovaciones especialmente en el interior de la casa. Hoy se puede apreciar el mobiliario originario, la biblioteca que se conserva casi intacta, junto con documentos, cartas, fotos y contratos; el piano que presidía las tertulias y donde compuso música para sus películas y canciones que fueron interpretadas por Michael Jackson y Jose José, la sala de proyecciones donde Chaplin veía filmes y la atmósfera de un hogar vivido con alegría y creatividad.
La creatividad lo llevó a concebir los guiones de sus filmes Un rey en New York, La condesa de Hong Kong, comedia con Sofia Loren que fue el último film que dirigió. En esta casa escribió su libro autobiográfico, publicado en 1964. La casa estaba atendida por trece personas entre secretarias, enfermeras, cocineras, jardineros y chófer, puesto que tenían tres automoviles.
El parque muestra árboles centenarios, Chaplin caminaba y jugaba con sus hijos y es otra delicia del lugar y por último, los “estudios” a la manera hollywoodense, de 1350 metros cuadrados, donde se reproducen los escenarios de gran parte de sus filmes. Estos sets permiten, al público, participar y convertirse por unos minutos en actor o partner de Carlitos, reviviendo sus divertidos films. Se puede entrar en el escenario de Tiempos Modernos, comprobar la cantidad de filmina que se usó para su definitiva edición. Apreciar los decorados y fragmentos de sus filmes mudos, algunos memorables como el del Barbero, su amigo niño, la prisión donde Carlitos trata de escapar,y donde usted puede también actuar.
Con Oona O’Neill y sus ocho hijos disfrutó de esta mansión, recibiendo amigos, empresarios y productores, preparando guiones y concibiendo sus filmes. Podemos decir que la película de Chaplin tiene final feliz: este bello museo que guarda y resalta su vida, sus viajes, sus premios y su legado artístico.