La vida se manifiesta con muchos elementos graciosos, positivos, que nos ofrecen dosis de energía suficiente para solventar problemas y salir adelante. Nos pone a prueba, sí, en demasiadas oportunidades, pero, al final, con tesón y paciencia progresamos. Hemos de ser nosotros mismos: no lo olvidemos. Juntemos lo delicado y lo fuerte para movernos por puntos de equilibrio que sacien la sed. No nos malgastemos con enfrentamientos vacuos.
Atendamos, como consejos, lo que nos vierten los que atesoran más experiencia. Entre sus lecturas, destacamos la siguiente:
“Escuchas en el silencio que todo ocurrirá, y te llevas el mejor recuerdo de un mundo que surge, se desploma y vuelve a armarse. La vida es un dinámico círculo que se repite para que aprendamos el camino de una perfección que afortunadamente no llegará.
Te comprometes con la voluntad que te hace divino y surges entre elementos que tocan los cielos de algún modo. Te maravillas con los planteamientos otorgados, que son ideales.
Atraviesas desiertos y oasis y logras inmiscuirte en un universo que planta cara a la adversidad, aunque a veces parezca que ésta gane. No es así. El cosmos va como debe, a pesar de mostrar excesivas caras amargas por el fragor de batallas que hieren.
Gozas de las oportunidades de un dios, que no deja nada menor en el itinerario. Has finalizado una parte del aprendizaje, pero intuyes que te queda mucho por esa senda que no has de vaciar. Nos escaparemos cada segundo hacia un mar de sensaciones en las que lo noble será compartir lo bueno eliminando lo nefasto que nos dejen. No lo aceptaremos.
Trazas, con elucubraciones varias, un pensamiento que se ha de nutrir de pura esperanza, con la que irás donde pueda ser. Nos alimentaremos. Eres fe porque sé que no pararás. Tienes claro lo que anhelas: lucharás por tus sueños.
La tarde te mece en su regazo, y te deja ir y venir como un niño contento por ese campo recién estrenado. Tienes una inmensidad que disfrutar. Lo sabes. Lo sé. Te lo deseo. Lo mereces”.
Amigos, amigas, hemos de conocernos tomando en consideración la voluntad de creer con un axioma relativo que nos explicará lo que somos y por qué nos comportamos de una u otra manera. Hemos de predicar con registros dulces conservando las esencias y siendo capaces de prodigarnos con lo sensato. Nos impulsaremos, siempre que podamos, con actuaciones que han de ser partes y todo casi al mismo tiempo. Recomendemos las actividades que nos “positivizan”.
Subamos peldaños. No tengamos prisa para ello. No nos irritemos por torpezas irrelevantes. Hemos de ir hacia un objetivo, y, con plazos razonables, desplazarnos con cautela y mesura. No impongamos la gravedad ni aseveremos porque sí con la intención de pugnas o debates estériles.
Seamos con destreza. Nos pondremos en forma. Hay mucha vida.