Aurora tiene trece años, repite curso, se aburre en la escuela y no soporta a sus padres, ni a sus hermanas. Es impertinente, irritable, odiosa a ratos. Solo se entiende con su abuela. Mientras sus padres se plantean llevarla a un internado, el nuevo profesor de literatura consigue subirle la moral con un sobresaliente inmerecido y el hermano gay de una de sus amigas le ofrece que sea la cantante de su grupo de rock.
Protagonizada por la adolescente Léna Magnien y dirigida por Émilie Deleuze (“Poel nueva”, “En dos es más fácil”), “Aurora” es una adaptación cinematográfica de la serie de tres relatos juveniles “Le journal d’Aurore”, de la escritora Marie Desplechin, ganadora del Oso de Cristal del Jury Génération en la Berlinale y premio a la Mejor Película Europea del Jurado Joven de los Premios del Cine Europeo.
Una película que hará las delicias de las adolescentes, siempre con motivos para estar en contra de su familia, y del mundo en general. Aurora, como tantas chicas de su edad, es absolutamente insoportable, pero muy real. Una historia de iniciación, de reconocimiento de la amistad –lo único «auténtico» en el día a día de la chica- y de insinuación del amor como desideratum. Una simpática comedia que intenta reproducir los complejos y confusos sentimientos de esos cuerpos que están cambiando y no saben qué hacer con sus recién estrenadas hormonas.
Un relato que es un cuento con final feliz –porque Aurora canta bien, sus trabajos de literatura le han granjeado casi una amistad con el profesor, sus amigas vuelven a contarla entre sus favoritas-, gracias al personaje de esta adolescente – muy bien Léna Magnien- que tiene muchos puntos en común con otros personajes similares que transitan por los cómics.