Imprudencias, despistes, inconsciencia, accidentes; riesgos que no se consideran tales, suponen el 90 % de las muertes cuando cuelga una bandera roja en la playa. Ciertamente en todos los países del mundo cuando aparece la bandera roja los bañistas salen del agua y si les dice que salgan con dos pitidos lo hacen inmediatamente. En España la cosa varía, ya que existen enfrentamientos verbales con los socorristas y sobre todo la frase final, «yo controlo y hago lo que me da la gana». Si esto fuera verdad, no pasaría nada, pero resulta que la mitad de las muertes siempre sucede en la playa y el 94% de los fallecidos en piscinas siempre suceden a la hora de comer o cuando no hay vigilancia.
Flotadores comprados en los chinos, adolescentes jugando en pantanos en donde figura un cartel, «prohibido bañarse» o entrar en un mar picado a ver quién llega más lejos…en menos de 20 segundos una persona desaparece y ya no hay mucho que hacer por ella.
En lo que va de año han fallecido 284 personas en España víctimas del ahogamiento. Un dato alarmante ya que supera en un 10% al año anterior y a un 30 con respecto al año 15. Los jóvenes y niños no son los más propensos a ahogarse salvo en piscinas que la cosa cambia. Resulta que los datos revelan que el 50 % de los fallecidos son mayores de 65 años que pudieron haber sido buenos nadadores pero hoy, no pueden tener los recursos suficientes para enfrentarse a una bandera roja.
Es importante aprender a realizar una reanimación cardiopulmonar y sobre todo aprender a nadar desde los seis meses para que el agua no suponga un miedo añadido a la escena. Los socorristas no son canguros a la hora de la siesta y los padres deben vigilar a los menores que en un segundo pueden verse arrastrados por una corriente y desaparecen en el mar. Lo más trágico de todo es que no existe un apoyo estatal ni se hace publicidad desde la Administración del Estado con lo cual no es competencia del gobierno vigilar si las personas se ahogan o no. La competencia recae en los municipios que son los que contratan con poco dinero personas no siempre cualificadas que hacen de socorristas en playas cuyo promedio de accidentes diario supera las cien intervenciones. Los técnicos de salvamento son profesionales que tienen que enfrentarse a pandillas que a veces cometen imprudencias bien porque están borrachos o bien porque entre jóvenes todo vale y los retos son infinitos.
La única fórmula que actualmente está funcionando en determinadas playas españolas son las multas. Estas advertencias se le dan al bañista que sabe que si entra en el mar con bandera roja podrá ser multado desde 500 euros. Las sanciones por conductas temerarias o por violar las normas entre bañistas no siempre se multan y lo que siempre hay que recalcar es que los socorristas no están obligados a rescatar a los infractores por lo cual es conveniente que se lo piense dos veces. La educación es importante y conocer los riesgos que entraña el mar también.