Gabriela Amaya[1]
Llegué hace unos días a comprar pescado y el pescadero, un hombre simpático y servicial, comenzó a quejarse de los impuestos, de la situación que están viviendo los pequeños comercios… llegando a confesarme que “además tenemos que mantener a los pensionistas y cada vez vivimos más años”.
Hasta ahí, le había escuchado asintiendo pero, llegados a este punto, no tuve más remedio que intervenir. Le pregunté
“¿De verdad, usted se cree eso que me dice, que usted está pagando las pensiones de los jubilados?”
“Sí, claro –me respondió-. En la televisión, lo dicen en la televisión todos los días.
“¿Usted sabe que le retienen sistemáticamente un dinero para su futura pensión? –le pregunté-. Sí, claro” –me contestó.
“¿Y qué cree que hicieron todos los que hoy están jubilados? Usted no está pagando las pensiones de los jubilados. Ellos se la pagaron durante 35, 40, 50 año; fueron “ahorrando” durante décadas. Y de la pensión que reciben hoy, se les sigue reteniendo ciertas cantidades en concepto de impuestos varios. Y además consumen, lo que implica seguir pagando impuestos…”
Le fui relatando cómo cada jubilado ha ido contribuyendo a su pensión para terminar aclarándole:
“El tema es que nos han robado todo ese dinero para dárselo a los bancos, con el objetivo de que no quebraran después de haber robado a manos llenas y haber gestionado mal sus recursos, y a los constructores de ciertas carreteras que no eran necesarias, pero con las cuales se enriquecieron cuando las hicieron y ahora, que no les sacan beneficios como era de prever, se les va a entregar dinero para compensarles de esa pérdida…
…Por cierto, si a usted no le va bien el negocio, ¿cree que el gobierno vendrá a darle dinero para salvarle”. Tenía claro que no.
Y le fui explicando cómo manipulaban la información los grandes medios y animando a informarse por otras vías; le comenté de la importancia de juntarse con otros, de organizarse, etc.
La anécdota con mi pescadero es sólo eso, una anécdota. Pero desgraciadamente el discurso que este buen hombre había hecho suyo, lo tienen incorporado millones de personas que creen lo que dicen los grandes medios, aunque esto sea contrario a lo que su experiencia les dice.
Han ido privatizando la sanidad pública; han degradado la enseñanza pública; van recortando todos los servicios públicos… Y ahora les toca a las pensiones públicas en beneficio de planes de pensiones privadas.
Han comenzado por no subirlas o subirlas en un porcentaje irrisorio e insultante mientras argumentan que el sistema de pensiones públicas es insostenible –cuando lo han esquilmado para entregárselo a sus amigotes-. Es cristalino cómo lo han hecho. ¿Cómo pueden asegurarse que los ciudadanos paguen sus planes de pensiones privadas? Robándoles el dinero que tenían en la caja de pensiones públicas y cuando esté vacía (que ya lo está), entonces llevan a cabo recortes de pensiones y buscan obligar a la población a hacerse planes privados de pensiones.
Pero los pensionistas ya han reaccionado. Llevan tiempo organizándose y esta semana han salido por miles a la calle en diferentes concentraciones en toda España. Han nacido organizaciones con ideas más conservadoras y otras más progresistas… pero todas con un objetivo común: defender el sistema público de pensiones. Defender lo que les pertenece y por lo que lucharon durante décadas.
Quizás y ojalá, este sea el detonante que saque a Rajoy de la Moncloa.
- Gabriela Amaya es responsable de la Redacción de Madrid y participa en Pressenza desde su creación. Ha trabajado en radio y prensa escrita y, desde hace años, ha decidido desarrollar su trabajo periodístico como profesional voluntaria al servicio de la paz y la no violencia. Está comprometida también con diferentes colectivos y plataformas a quienes apoya con su labor periodística.