Adicciones: A más móvil, menos amigos y más estrés

Las miradas se encuentran fijadas en los teléfonos inteligentes no importa dónde, no importa con quién. Si vas a una estación de metro no hay sino ojos que convergen en un aparato en donde se escucha música, se ve una serie o se habla con un amigo. Todo en uno, todos pendientes del móvil.

Todo existe y todo se encuentra en ese aparato sin el que no podemos seguir porque no sabemos cómo se mira ya una flor o cómo se contempla un amanecer. El móvil nos genera una vida en la que participamos en cada instante y somos protagonistas de una historia; bien porque nos fotografiamos; bien porque narramos qué hacemos; bien porque somos testigos de lo que está sucediendo y en forma de crónica hacemos que nuestros «amigos» lo vean.

No somos capaces de percibir lo que nos rodea. Usar el móvil de un modo compulsivo hace que se tengan menos amigos y se genere más estrés, una contradicción en sí misma que ya está trayendo consecuencias en la sociedad, no importa la edad, importa si sucede.

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Esto lo explica un reciente estudio publicado en la revista Social Science Computer Review realizado conjuntamente por investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo que pone de manifiesto que un uso compulsivo de los teléfonos móviles no solo no mejora nuestras relaciones sociales, sino que podría incluso poner en peligro algunas de ellas.

Lejos de apoyar una mayor interacción con otras personas, las relaciones que se establecen con el móvil son muy superficiales, no comprometen a nada y se genera un menor apoyo social en momentos duros como son la enfermedad, la vejez, el paro, etc. Por otro lado, los niveles de adicción generan una incapacidad manifiesta de seguir adelante en el día si no se revisan los mensajes, los estados de los amigos, o no se publican imágenes nuestras, de ahí que se consulte el teléfono de 150 a 200 veces al día porque tenemos la obligatoriedad de saber de los demás para que los demás, nos sigan.

Esto que aparentemente parece una chiquillada, en algunas personas mayores empieza a ser una patología crónica como puede ser la adicción a fumar tabaco o a beber alcohol compulsivamente. Se empieza como si tal cosa y cuando queremos darnos cuenta, somos absolutamente dependientes de una red social o de un aparente grupo de amigos que realmente no conocemos de nada.

En el caso de no tener a mano el teléfono, de quedarnos sin batería, de no sentir que lo tenemos localizado, generamos un cuadro de ansiedad y angustia que genera otro tipo de síntomas como son, dolores de cabeza, insomnio, etc. que están derivados de lo anterior.

La adicción por sí sola, incrementa el estrés psicológico y como tal, aumentan los problemas y los conflictos familiares y sociales. De igual forma, la idea de que las tecnologías de la comunicación conducen a un aislamiento social que tiene consecuencias negativas para el bienestar de la persona. Aunque aparentemente promueven un vínculo cercano con nuestros iguales, esos que normalmente no verías, realmente se genera un aislamiento social porque esos lazos son muy, muy frágiles, acaso, inexistentes porque son conocidos con los que no has cruzado ni una sola palabra.

Se mandan audios, se leen mensajes pero se deja de hablar con la misma naturalidad con la que se genera una nueva conversación; sin compromiso y con una rapidez enorme.

La evidencia empírica sobre la relación entre la adicción a los teléfonos inteligentes y el bienestar psicosocial de los usuarios es todavía incipiente. Aunque ya hay algunas advertencias por parte de la Organización Mundial de la Salud, la mayor parte de esta disponible proviene de estudios transversales realizados únicamente con estudiantes universitarios que representan solo una pequeña parte de la población; esto hace difícil que sus resultados puedan extrapolarse lo que supone que si se hace extensivo al resto de la población, los niveles de adicción serían muy altos porque el 98 % de la población española tiene móvil, de ahí que de igual forma, se estén destruyendo vínculos sociales y no se esté generando más que un mayor aislamiento entre seres humanos.

Ir a comer varias personas juntas y ver que cada una de ellas interactúa con su móvil y no se hablan entre sí es cada vez más normal. Esto, que pudiera ser baladí, es una forma de vida que trae y traerá más adelante, muchos problemas psíquicos derivados de la mala gestión de las emociones, el abandono de las personas y los síntomas producidos por la adicción al aparato que aparentemente, nos brinda todo.

Si nota que alguna de estas cosas están sucediendo ya a su alrededor, vaya a consultarlo con un especialista. Una adicción a veces es el principio de muchos otros trastornos que raramente hacemos visibles. No hablamos de jóvenes, hablamos de todas las personas que siente un deseo irrefrenable de interactuar con un teléfono, nada más y nada menos.

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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