El grupo terroristas Daesh (EI) ha reivindicado el asesinato a disparos de tres jóvenes periodistas del canal de televisión Enekaas TV en Jalalabad, en el este del país, que tuvo lugar el martes 2 de marzo de 2021.
No hace todavía tres meses que fue asesinada, de manera similar, una de las presentadoras del canal, según la agencia estadounidense SITE, especializada en el seguimiento de las actuaciones de grupos yihadistas.
Hacia las 16,30 (hora local), cuando se dirigían andando a su trabajo, dos periodistas empleadas en el servicio de doblaje en Enekaas TV, Sadida Sadat y Shahnaz Roufi cayeron abatidas por disparos en una callejuela. Lo mismo le sucedió a su colega Maiwand Maiwand, quien había tomado un rickshaw para regresar a su casa.
«Los soldados del califato han hecho blanco en tres mujeres periodistas que trabajan para la televisión leal al gobierno apóstata afgano», ha escrito Daesh en un comunicado.
El mismo grupo reivindicó en diciembre de 2020 el asesinato de Malali Maiwand, presentadora del canal y activista por los derechos humanos, asesinada a disparos, junto con su chófer, cuando se dirigía a su puesto de trabajo.
«Esta tarde, tres de nuestras colegas, mujeres jóvenes de entre diecisiete y veinte años, han resultado asesinadas por hombres armados en la ciudad de Jalalabad», ha dicho a las agencias internacionales el director del departamento de doblaje de Enekaas TV, Zalmai Latifi, quien ha proporcionado los detalles del triple asesinato.
Según la mayoría de las informaciones consultadas, el grupo terrorista Dáesh, debilitado en el transcurso de los últimos años, sigue manteniendo una presencia en el este del país y puntualmente reivindica atentados suicidas y asesinatos en las grandes ciudades de la zona, como Kabul.
En los últimos meses, en Afganistán son cada vez más frecuentes los asesinatos de periodistas, jueces, médicos, personalidades políticas y religiosas y defensores de los derechos humanos, cuando se cumple un año del acuerdo de paz entre los talibanes y Estados Unidos, firmado el 29 de febrero de 2020, y mientras continúan las conversaciones de paz entre el gobierno de Kabul y los talibanes. Unas negociaciones que comenzaron en septiembre pasado y de momento se encuentran en punto muerto.
A pesar de que el jefe de la policía de la provincia de Nangarhar, a la que pertenece la ciudad de Jalalabad, Juma Gul Hemat, ha manifestado haber detenido a un «asaltante talibán» llamado Qai Basir, cuando intentaba huir, un portavoz de los talibanes ha negado cualquier implicación en el triple asesinato.
En el hospital de Nangarhar han confirmado que allí se encuentran los cuerpos de las tres periodistas fallecidas, así como otras dos mujeres que resultaron heridas en el ataque. Para el presidente afgano, Ashraf Ghani, «con estos cobardes ataques que causan terror los talibanes no pueden silenciar las voces que se expresan con rotundidad defendiendo la República y los logros de los dos últimos años».
Según el Comité para la protección de los periodistas afganos (AJSC) en 2020 fueron asesinados siete trabajadores de medios de comunicación (nueve según Reporteros sin Fronteras), y otro más en los primeros días de 2021.
En una carta dirigida al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el 18 de noviembre pasado, la comunidad de periodistas afganos manifestaba la preocupación de los profesionales y de los medios de comunicación en relación con la violencia que padecen y las crecientes amenazas que reciben.
En la Clasificación mundial de la Libertad de Prensa que anualmente establece Reporteros sin fronteras, Afganistán ocupa el lugar 122 entre 180 países.
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