Ahora y siempre: dos adolescentes con mucha clase

Ahora y siempre (Now is good) es la adaptación cinematográfica de la novela titulada Before I Die, escrita por Jenny Downham y dirigida por Ol Parker en el año 2012.

cartel-ahora-y-siempre Ahora y siempre: dos adolescentes con mucha claseEl argumento es tan dramático como frecuente, lo que varía son las formas de encararlo, he ahí la novedad: Tessa (Dakota Fanning) es una joven de dieciséis años que padece una enfermedad terminal sin remedio y los médicos no pierden el tiempo en engañarla con falsas esperanzas de curación. Desde el principio le han hablado con claridad, de manera que ella es consciente de que no hay tiempo que perder si quiere vivir y ser recordada.

Esto le importa mucho a ella: ser recordada después, poder decir que ha vivido y dejar huella en quienes la conocieron. «Triunfar y marcharme entre aplausos», que diría el poeta.

Pero no es fácil. Por mucho que Tessa sea la dueña absoluta de su destino de dos meses, o de cuatro, no es fácil vivir y dejar huella entre quienes te conocieron si al empeño no acompaña un golpe de suerte.

Y éste le vendrá, como recompensa a su decisión y a sus luchas, de la manera más inesperada, casi milagrera (como cuando llega la inspiración y a uno lo encuentra trabajando) en forma y nombre de Adam (Jeremy Irvine), un vecino sensible, guapo y joven, un chico responsable recién llegado que ha sufrido un trauma familiar, capaz por tanto de comprender a Tessa, y que cuida de su madre enferma. Un ángel que aparece en el huerto de la parte trasera de la casa de Tessa en el momento en que ella se afana en quemar valientemente las naves (cosas de sus amores no logrados) para mirar hacia adelante.

Esta ausencia aparente de piedad es de una gran modernidad y tal vez la causa de la extrema madurez de esta adolescente y la nula condescendencia que muestra consigo misma y con los que la rodean: familiares, amigos, novietes, médicos y enfermeras. Acostumbrada muy temprano a llamar a las cosas por su nombre, ella siempre exige.

Tessa pertenece, por otra parte, a una familia bastante peculiar dentro de una tendencia ya consagrada de aparente modernidad: sus padres están separados, siendo él quien se dedica a cuidarla mientras la madre, que se ha ido a otra casa, hace su vida. La enfermedad de Tessa obliga a que los tres se vean más y más y la sinceridad saca virutas al mismo tiempo que hace que se sientan muy libres de expresar sus afectos, caídas, depresiones y desesperaciones. Con una chica así en casa, que está como una moto, es evidente que no hay tiempo para el aburrimiento ni energías que perder, ella va siempre por delante.

La nota egoísta, discordante y necesaria, la pone el hermanillo, apenas un niño, que no se queda manco cuando habla y que, queriendo a su hermana, ya piensa (y se le escapan en voz alta) en las cosas que podrán hacer cuando Tessa no esté, lo que a nadie escandaliza, sabido el castigo sobrevenido que sufren los hermanos de un niño enfermo.

En resumidas cuentas, Ahora y siempre es una película inglesa de gran realismo pero con toques muy imaginativos que, si bien no consiguen desviar el curso de la enfermedad como todos desearíamos, sí logran aliviar la tensión dramática con esas enormes ganas de vivir y dejar huella.

Ahora y siempre se estrena el 11 de julio

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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