Desde el inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza en octubre de 2023 tras el atentado terrorista de Hamás, al menos 175 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación han sido asesinados, según datos actualizados de la Federación Internacional de Periodistas (FIP).
La organización alerta de que esta cifra, que continúa aumentando, representa el mayor número de muertes de profesionales de la información registradas en un solo conflicto desde que existen datos comparables a nivel internacional.
La FIP ha hecho público un último informe en el que denuncia la extrema peligrosidad que enfrentan los profesionales de la información en los territorios palestinos ocupados.
En una nota del 2 de agosto, la organización detalla que, de los 175 asesinados, 145 han sido plenamente identificados como periodistas profesionales. Además, se informa de dieciocho casos más que aún están siendo verificados y de al menos doce trabajadores de medios no acreditados que también han perdido la vida.
El organismo internacional, que representa a más de 600.000 periodistas en todo el mundo, señala que «los periodistas han sido asesinados mientras desarrollaban su trabajo, mientras estaban con sus familias o mientras se refugiaban de los ataques».
También han sido víctimas junto a sus hijos y parejas en ataques que, según denuncia la FIP, constituyen una «violación sistemática del derecho internacional humanitario».
La presidenta de la FIP, Dominique Pradalié, ha exigido que se ponga fin a la impunidad de estos crímenes: «El asesinato de periodistas no puede convertirse en un daño colateral aceptable. Cada vida truncada representa un ataque contra el derecho a informar y a ser informado».
Por su parte, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha condenado los ataques indiscriminados contra profesionales de los medios. En una nota reciente, la organización detalla que ha presentado dos denuncias ante la Corte Penal Internacional (CPI), documentando casos concretos de periodistas palestinos asesinados por fuego israelí, a pesar de estar claramente identificados como prensa. Según RSF, estos hechos «podrían constituir crímenes de guerra».
«El trabajo periodístico en Gaza se ha convertido en una actividad de alto riesgo», ha señalado el secretario general de RSF, Christophe Deloire. «Exigimos que se investiguen de forma urgente e independiente los ataques contra periodistas y que se depuren responsabilidades. La impunidad no puede ser la norma».
La Unesco, organismo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, también ha condenado en repetidas ocasiones los asesinatos de periodistas en Palestina. La directora general de la organización, Audrey Azoulay, ha recordado que «los periodistas deben ser protegidos en todas las circunstancias, conforme al derecho internacional». En cada caso confirmado, la Unesco ha emitido comunicados oficiales, subrayando que «la libertad de prensa es un pilar de toda sociedad democrática, incluso —y especialmente— en tiempos de guerra».
Petición de acción internacional
Ante la gravedad de la situación, la FIP ha reiterado su petición a la comunidad internacional para que intervenga y se lleve a cabo una investigación exhaustiva e independiente que determine las responsabilidades y garantice justicia para las víctimas.
La organización también ha reclamado que se refuerce la protección de periodistas en zonas de conflicto, conforme a las resoluciones de Naciones Unidas y la legislación humanitaria vigente.
En paralelo, se han multiplicado los llamamientos de organizaciones de derechos humanos, sindicatos de periodistas y asociaciones profesionales para visibilizar la dimensión de esta tragedia, que no solo afecta a quienes trabajan en la información, sino también al conjunto de la sociedad civil palestina y a la libertad de expresión en toda la región.
La FIP concluye que la masacre de profesionales de los medios en Gaza supone un desafío de primer orden para el sistema internacional de derechos humanos. Cada asesinato silencia una voz, interrumpe una historia y priva al mundo de conocer la realidad de una población atrapada en la guerra.
Como han subrayado las principales organizaciones del sector, no puede haber paz sin verdad, ni verdad sin periodistas vivos para contarla.



