A pesar de la desinformación que corre por la red acerca de las bondades de la ingesta de una copa de vino al día o de tres cervezas, lo cierto, lo verdaderamente cierto, es que el alcohol es la causa directa de la menos 25.000 muertes al año en España. Las cifras son muy importantes si hablamos de más del 70 % en hombres y un 30 % de mujeres; cifras que van in crescendo dado que existe la moda del consumo compulsivo llamado «binge drinking» también a cierta edad.
Las más de 200 enfermedades relacionadas con el alcohol y las muertes anuales en todo el mundo debidas directamente por el alcohol, nos hacen considerar estos datos. 3.3 millones de muertes en todo el mundo y patologías crónicas que derivan en muerte como cáncer hepático, cirrosis, cáncer de mama, próstata u otros cánceres que se desarrollan como consecuencia de haber bebido durante décadas de forma diaria o continuada.
Lo malo o lo verdaderamente triste es que el alcohol en España se enmarca en lo lúdico, festivo, con motivo de una celebración o cuando algo bueno sucede. No nos encaja no celebrar una buena nueva si no es con el alcohol de por medio. Si lo vemos según cifra la Organización Mundial de la Salud,(OMS), el límite en el que el alcohol es asimilable o considerado de bajo riesgo es de tres vasos para los hombres y de dos para las mujeres; si entendemos que es de forma casual, no habitual. Un cuerpo que genera tolerancia al alcohol, hace que sin querer, día a día, para notar los efectos bondadosos de su ingesta, añada una copa más.
En España es muy acusado el turismo de alcohol asociado al buen tiempo, la playa, los chiringuitos o el botellón. Los jóvenes comienzan a beber según cifra la encuesta ESTUDES, a los 14, 3 años y su consumo no es precisamente moderado. El atracón de fin de semana supone la ingesta de más de 70 gramos de alcohol en varones y 56 en mujeres lo que hace que cerca de dos millones de menores hayan bebido al menos una vez en el último año con menos de 18 años. Los 6.000 coma etílicos sumados a que el 82 % de los jóvenes bebe al menos dos veces a la semana, la sociedad española debe reeducarse para que en ese aún desarrollo neurológico no tengan al cabo de una década, problemas con el cortex prefrontal. Decidir, tener dificultad para realizar tareas, recordar información o procesarla incorrectamente pueden ser signos de alerta además de un bajo rendimiento escolar que se precipita con la ingesta masiva en dos días de la semana.
Beber todos los días; a escondidas; desde primera hora de la mañana con el desayuno; estar pendiente de tomar algo en cualquier circunstancia; tener una vida disruptiva por motivo del alcohol; beber y tomar ansiolíticos a la vez; constituye un problema de salud mental y el paciente, porque ya lo es, debe pedir ayuda en cuanto antes. No es solo la parte física la que se altera, sino la mente que llega a procesar un bienestar falso en torno al alcohol. El mejor ansiolítico del mundo es el alcohol en los primeros estadios y muchas mujeres, sobre todo ellas, en silencio y en soledad, comienzan a autogestionar la frustración u otros problemas con el alcohol; solo es una copa…
El alcohol además, es uno de los factores de riesgo más frecuente en los últimos tiempos en los accidentes de tráfico. Salidas con amigos, celebraciones, cenas y otras situaciones que a diario comprometen al conductor que se arriesga a conducir poniendo en juego no solo su vida sino la de los demás. La pregunta que hay que hacer siempre es la misma. Según la persona, la edad y la circunstancia, hay que determinar por qué se necesita el alcohol para la diversión, para desinhibirse, para olvidar o para vivir. En cualquiera de estos casos el patrón a seguir es dejar de beber o pedir ayuda si no se puede hacer solo. Hay salida si se coge a tiempo y si no, se puede elegir la enfermedad porque cualquiera de ellas estará asociada al consumo de alcohol y debutará entre la quinta y la sexta década de la vida si no antes.
El alcohol siempre te arrebata la vida; lentamente o de forma brusca, pero siempre pasa factura. Algo, que nunca debemos olvidar.