El director de orquesta Aldo Ceccato (Milán, 1934) ha presentado en la SGAE su biografía, Aldo Ceccato, memorias de un maestro, que recoge conversaciones sobre su vida personal y artística.
El libro, escrito por el crítico musical Aurelio Martínez Seco y publicado por Codalario Ediciones, reproduce entrevistas en las que el director milanés habla sobre su esposa, su familia, los músicos Sergiu Celibidache y Víctor de Sabata y la situación política y cultural de Italia.
Todo en Aldo Ceccato es expresividad y anécdota clara y ejemplificadora, tal como quedó demostrado durante el acto. Él llevó, como cuando dirige una orquesta, la batuta de la presentación, y cada pregunta daba lugar a una respuesta larga y sabiamente modulada: así es como cuenta que Leonard Berstein tocó la 8ª de Mahler (“con sólo cuatro ensayos”, se queja), y luego (“no sé por qué razón, no sé por qué razón”, risas del público), la tocó Karajan, y este genio tuvo que ir limpiando con su pañuelo todos los apuntes que el otro genio (Leo Berstein, mi amigo Leni, como yo lo llamaba, y él a mí Aldino, éramos íntimos) había ido anotando porque aquello no era lo que él (Karajan) sabía que era la 8ª de Mahler. “Karajan se la sabía de memoria, la tenía toda entera en la cabeza, él lo tenía todo aquí (dándose en la cabeza y con gesto de duelo por tan gran pérdida) y aquellos apuntes le eran insufribles. Y esto no es genio, esto es radice (raíz).”
En defensa de esta raíz del genio, carga el maestro contra la tradición con la que a veces se confunde, y lo hace con palabras de Mahler, para quien “la tradición es una mala cosa, una mierda”: “¿por qué hay que tocar ahora como se tocaba en el siglo XVII o XVIII?, ¿es que no hemos aprendido nada?”
Las posibilidades y los medios para hacer esa música son ahora mucho mayores, no se puede tocar como si no hubiéramos aprendido nada en siglos. Y arremete contra los que se escandalizan ante lo nuevo: “La 5ª de Beethoven fue en su día un escándalo tan grande como lo fue el estreno en París de La consagración de la primavera”.
Le enferma que en España y más aún en Italia, se descuide la enseñanza de la música en las escuelas y piensa entregar todas sus fuerzas a remediarlo: “porque es fundamental para la formación integral de la persona, y hay que empezar como muy tarde a los dos años. Y no sólo a escuchar música, saborearla, entenderla, criticarla, etc. No basta. Hay que ejercitarse en uno o varios instrumentos para que la formación sea adecuada”.
Pone como ejemplo a Inglaterra, donde viven algunos de sus nietos, pero España se olvida de esto en la infancia, y más aún Italia, “donde nació la música”. “Porque la música no solo existe como elemento de entretenimiento sino que tiene un sentido profundo que la gente ignora.” Sin embargo (refiriéndose ahora a un nivel superior de enseñanza), añade que en España la música se estudia «de manera seria» y se han creado nuevas orquestas, a diferencia de Italia donde «se han cerrado tres orquestas».
En cuanto a la función del director de orquesta, se trata de “demostrar que sabe más, es el único secreto. Si no, nadie le haría caso” (Risas).
En la presentación en la SGAE estuvo asistido por el expresidente del Parlamento Europeo Enrique Barón, quien hizo las veces de entrevistador, y quien ha asegurado que «el libro no solo es divertido sino profundo». Ceccato añadió que está muy agradecido al autor porque el libro contiene, además, algo muy precioso para él: un añadido con todos los datos de sus actuaciones: dónde, con quién y cuándo. Grazzie!