Algo más que un libro

He tenido el privilegio, como ahora lo posee el lector o lectora, de desentrañar un libro que se ha mimetizado conmigo. Desde el primer momento hemos tenido un flechazo. No siempre hallamos porqués a las actuaciones espontáneas, pero, en esta oportunidad, creo que los criterios que muestran mi comportamiento son muchos y señeros.

Contemplo la obra, como ella me observa a mí. Lo reseña (esto es, que otea) en algún escrito, e incluso lo reitera. Asimismo, me recuerda recurrentemente que nada es mío, que todo es un regalo, como lo que nace del ingenio de mi amigo Alcolea, único y excepcional entre muchos destacados que me acompañan en la existencia. ¡Es una fortuna que así sea!

Le gusta el silencio, y habla de él. Nos recrea en y con situaciones gloriosas. Apuesta por el corazón ardiente en muchas ocasiones, y de esta guisa nunca se equivoca. Planta por doquier semillas de amor, que son de todos, y que él nos rememora. Nos advierte contra el orgullo, contra los daños de la frustración. La melancolía es un sentimiento polivalente.

La oscuridad y el miedo están patentes en sus letras: nos da señales de cómo combatir lo negativo, aunque luego cada cual deberá llevar su librillo a cuestas, como los hechos de una historia de la que hemos de apartar, según nos subraya, el odio y la ira, así como la mentira. Las medias verdades, según descuella, son las peores, y también esos tópicos que alimentan egos que luego se pudren, más pronto que tarde.

Son las suyas grandes revelaciones, que estructura y mezcla para hacer un elixir especial con este libro que a todos nos pertenece ya, por esa fortaleza y sabiduría que comparte con algunos de sus subtítulos y con lo que éstos contienen. Alberga valores como la bondad, la compasión, la humildad desde la templanza y la libertad, que sustentan un universo ingente, el suyo, por elucubrado desde la justicia y la destreza, siempre acompañadas de caridad, de aromas, de luces contra las sombras.

Voluntad y conocimiento en sus labores nos llevan a darle sentido a la carrera de cada cual, que se ha de tomar con paciencia, despacio, como nos recordaba aquella famosa canción. Siempre he dicho que es majestuoso y leal nuestro José Francisco, pero con estos textos sobresale por cimas indescriptibles. Bueno, sí lo son, pero para que ello acontezca, para que se puedan definir, no valen mis palabras, sino que lean las suyas a través de estas páginas que nos constatan que queda mucha humanidad sanadora.

Instinto y vida

Igualmente le preocupa la enfermedad, y reclama, aunque sea recalcar lo obvio, que vivamos, que saboreemos a Cristo como guía. Tiene un gran instinto, y lo sabe describir. Todo lo que hay en su interior fluye con gallardía desde la amistad que surge por cada costado de sus pensamientos. Nada queda pendiente.

Da lustre con sencillez. Ésta es otra de sus virtudes, si me permiten redactarlo así. La Madre, la Virgen, la compasión desde la llaneza adquieren unos tintes de coloridos supremos. Le ocupa la muerte, como la eternidad, y, con entrega, se viste de firmeza entre las agonías de aquellos que se fueron y tanto vacío dejaron. Él y yo nos conocemos ya tanto tiempo que nos sabemos interpretar con lo que referimos y con lo que no indicamos incluso.

Mucho podríamos glosar sobre esta magna creación, muchísimo, pero, si queremos hacer un resumen, he de proclamar que, ante todo, José Francisco Alcolea Abenza demuestra que es un hombre enamorado. ¿Recuerdan que eso es lo que nos ensalzaba Quevedo? Aquí lo palpamos otra vez. ¡Gracias, amigo, por este presente!

Juan Tomás Frutos
Soy Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid, donde también me licencié en esta especialidad. Tengo el Doctorado en Pedagogía por la Universidad de Murcia. Poseo seis másteres sobre comunicación, Producción, Literatura, Pedagogía, Antropología y Publicidad. He sido Decano del Colegio de Periodistas de Murcia y Presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Pertenezco a la Academia de Televisión. Imparto clases en la Universidad de Murcia, y colaboro con varias universidades hispanoamericanas. Dirijo el Grupo de Investigación, de calado universitario, "La Víctima en los Medios" (Presido su Foro Internacional). He escrito o colaborado en numerosos libros y pertenezco a la Asociación de Escritores Murcianos, AERMU, donde he sido Vicepresidente. Actualmente soy el Delegado Territorial de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) en Murcia.

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