Amador Palacios, poeta, crítico literario, ha escrito un libro importante sobre un personaje necesario: Gabino- Alejandro Carriedo, pero hay que agradecerle que en un mismo volumen nos ofrezca dos cosas: lo que él llama la ‘autobiografía apócrifa’ de su personaje y también su propio diagnóstico (¿el suyo, el de Carriedo?) de la evolución de la poesía española a lo largo de cuatro décadas, desde los años cuarenta hasta los ochenta del siglo pasado, aproximadamente.
Carriedo nace en Palencia en 1923 y muere en Madrid en 1981. En esos apenas 60 años de existencia tiene tiempo para hacer una carrera literaria muy personal, que va del realismo social a la vanguardia; se involucra – junto con nuestros paisanos Ángel Crespo o Federico Muelas- en algunas de las más importantes revistas poéticas españolas; en el terreno profesional se ganará la vida como editor de publicaciones vinculadas al mundo de la construcción y el transporte; y en lo político pasará de un inevitable falangismo en su juventud a posturas nítidamente de izquierdas en su madurez.
Carriedo es importante en el panorama literario español del siglo XX por su propia obra, que Amador desmenuza con detalle en este libro, y por su vinculación con el postismo. Éste fue un movimiento estético breve, pero intenso que a mediados de los años 40 intenta aportar, como se decía entonces, savia nueva al esquilmado panorama literario español, defendiendo la autonomía de la obra literaria y apostando por una renovación del lenguaje y del modo de situarse frente a la vida y a la creación.
En las revisas posteriores al postismo, El pájaro de paja y Decaulión, en los años 50, y Poesía de España, ya en los 60, tuvo Carriedo un papel central, y en ellas la presencia de autores castellano- manchegos fue muy relevante; además de los citados Crespo y Muelas, intervienen los hermanos Nieva, Gregorio Prieto, y posteriormente alguno más como los tomelloseros Eladio Cabañero, Félix Grande, el conquense-asturiano Carlos de la Rica, etc.
Como decía antes Carriedo se inició en una poesía de compromiso y denuncia, representada por sus primeros libros El corazón en un puño y Poema de la condenación de Castilla, de tonos regeneracionistas y aún tremendistas, para pasar después a un tono mucho más personal en los volúmenes denominados Política agraria (de 1964), o Los lados del cubo (de 1973). Ese nuevo registro de Carriedo ha sido definido por algunos como ‘surrealista’, en la misma medida en la que podían caber en esta etiqueta los versos del aragonés Miguel Labordeta.
Pero como señalaba al principio el libro no se limita a contarnos la peripecia vital, literaria y social de Carriedo, sino que nos ofrece una excelente aproximación a la poesía española de esos años; a las tendencias que subyacían en ella a los diferentes grupos; su diferente presencia en las sucesivas antologías, y las relaciones que mantenían entre sí.
Amador Palacios, que es muy buen conocedor de este tema y este periodo, ha mezclado hábilmente a lo largo del desarrollo del libro los textos de Carriedo, sus relaciones con poetas (o pintores) de la época, los más próximos y los que lo estaban tanto; con apuntes del mundo exterior (la situación política de España y los pronunciamientos de muchos escritores al respecto) para ofrecernos un fresco social y literario No ha olvidado su faceta de gran conocedor DE de la literatura portuguesa (como lo fue también Crespo) de traductor de la misma e incluso narra cómo llegó a escribir poesía en portugués.
La grandeza de Carriedo, como se defiende con ahínco en este libro, es aunar en su vida y en su obra un compromiso con la realidad con una defensa de la obra literaria, una primacía estética que la poesía social y realista despreciaba en muchas ocasiones en aras de su ansiada “eficacia”.
- Amador Palacios: La flor del humo.
Autobiografía apócrifa de Gabino-Alejandro Carriedo
Ediciones Vitruvio, Madrid, 2015;
394 pags.
