No sabemos si la historia que cuenta Amanda T es real o inventada, lo que sí sabemos es el catastrófico final de su protagonista, una adolescente canadiense dotada de una gran imaginación que se pregunta a cada paso cómo puede ser que en pleno siglo XXI alguien sufra acoso -un acoso implacable hasta el ostracismo- por el simple hecho de haberse creado un perfil en topless por internet.
Naturalmente ese perfil se hace vírico y suscita todo tipo de reacciones, todas adversas, y la envidia no será la menor. Ni una le será favorable, sino para aprovecharse de ella, pero Amanda T conoce muy bien sus derechos.
¿Le será suficiente esta superioridad suya?
Los adolescentes son sumamente frágiles, también sumamente crueles cuando dan con alguien más frágil aún que ellos, ya sea un adulto o un compañero de pupitre. Incluso el acosador adulto que sale en escena, un productor que descaradamente abusa de su posición preponderante al ofrecerle un triunfo artístico a Amanda, se las ve y se las trae con ella para salir indemne de la situación.
Amanda T no tiene un pelo de tonta, conoce muy bien su posición y la de ellos, sin embargo se ve envuelta en sus propias contradicciones y sobre todo -lo más desesperante, lo más inexplicable- es la cobardía social que la coloca en un callejón sin salida. Y en su caída, arrastrará a sus padres, que han de trasladarse de ciudad en ciudad en un eterno empezar de nuevo digno del mejor de Sísifo. ¿Sólo porque el perfil de la hija se hizo viral o hacen falta otros muchos ingredientes sociales para crear ese estado de cosas imposible de asumir?
Esto es lo que plantea la función y es lo que no lo podemos entender en un país como el nuestro, donde seguramente habrían hecho de Amanda T una celebridad mediática con la vida resuelta. Y hasta podemos aventurar conociéndola por encima que esto era lo que Amanda T quería cuando tanto soñaba con la gloria del triunfo, despertar la envidia, una envidia que promoviera el afán de emulación, no la clase de envidia que acaba con ella.
En esa sociedad pacata, sus invenciones escandalizadoras, lejos de llevarla a destacar, sólo consiguen precipitar su angustiado y misterioso final.
La obra, muy claustrofóbica de ver, se hace pesada y repetitiva. Y no es que se nos haya adelantado el final desde el principio, es que los datos se nos repiten en diversos formatos y otra cosa: para tan sólo dos actores, hay al menos media docena de protagonistas (novio, amiga compañera de clase, padre, acosador, promotor). Se pasa del susurro al chillido, al grito, en una ensordecedora carrera hacia el absurdo de esa situación tan inexplicable en un Canadá modélico visto desde fuera pero que da miedo contemplar por dentro.
- Ficha artistica:
Dramaturgia y dirección: Álex Mañas
Reparto: Greta Fernández e Isak Férriz.
(Xavi Sáez, sustituye a Isak Férrizel 21 y 22 de Abril)
Ayudantes de dirección: Paula Mariscal / Sarah Lena.
Escenografía: Marc Salicrú
Vestuario: Marina Soteras.
Diseño de luces: Marc Salicrú
Distribución:Menchosa
Fecha de la función comentada: 15 de abril de 2018