Amnistía Internacional (AI) ha hecho público hoy, 14 de octubre de 2016, un informe en el que llama la atención sobre otra crisis de refugiados, que tiene lugar en Centroamérica, y a la que la comunidad internacional no presta la menor atención.
La gente de Honduras cruzan la frontera de manera irregular Guatemala. Amnistía Internacional / Encarni PindadoLa violencia generalizada en Guatemala, Honduras y El Salvador, empuja a cientos de miles de personas a huir. Para AI se trata de otro aspecto más de una crisis de refugiados que es más que nunca mundial. Los países mencionados se han convertido en zonas de guerra, donde la vida parece no tener valor. Millones de personas viven allí con el miedo constante de lo que puedan hacerles las bandas o las fuerzas de seguridad.
En los últimos tres años ha aumentado exponencialmente el número de homicidios en El Salvador como consecuencia de los violentos enfrentamientos entre bandas rivales por el control del territorio. La población se encuentra pillada en una trampa. Naciones Unidas tiene clasificado a El Salvador entre los estados más peligrosos del planeta, aparte de las zonas de guerra, con una media de más de 108 homicidios por cada 100 000 habitantes en 2015.
Guatemala y Honduras también presentan índices de asesinatos que se encuentran entre los más elevados del mundo. En 2015, los de Honduras llegaron al 63,75 % por cada cien mil habitantes, y en Guatemala al 34, 99 %. Más de la mitad de las personas asesinadas en estos tres países, en 2015, tenían menos de 30 años.
Huir para encontrar un poco de seguridad
La consecuencia inmediata del clima de violencia permanente es que ha aumentado considerablemente el número de solicitudes de asilo presentadas en Estados Unidos, México y otros paíse. Según el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el número de demandas de asilo presentadas por ciudadanos de esos tres estados, particularmente en los países limítrofes y en Estados Unidos, se ha multiplicado por seis en los últimos cinco años, lo mismo que ha aumentado el número de personas a quienes se les ha negado esa posibilidad. La misma fuente indica que el número de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños expulsados de México entre 2010 y 2015 ha experimentado un alza del 180 %.