Amnistía Internacional ha puesto en marcha una recogida de firmas para pedir al presidente ruso, Vladimir Putin, que proteja a la periodista Elena Milachina, del periódico bisemanal Novaya Gazeta, amenazada por el presidente checheno a causa de sus artículos sobre ese país.
No es la primera vez que se producen estas amenazas. El pasado 6 de febrero de 2012, Elena Milachina y la abogada Marina Dubrovina fueron agredidas por un grupo de personas en un hotel de Grozny, la capital chechena. Se abrió una investigación sobre la agresión, pero en este momento se encuentra parada.
El 12 de abril de este año, el periódico independiente Novaya Gazeta publicó un artículo de Elena Milachina a propósito de la pandemia de Covid-19 en Chechenia. El artículo provocó una reacción del presidente checheno, Ramzan Kadyrov, quien publicó en Instagram un vídeo en el que acusaba a Novaya Gazeta y a sus periodistas de “peleles de occidente” y pedía directamente al gobierno ruso y al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) que “detuvieran a estos no-humanos que escriben y provocan al pueblo”. También anunció que si las autoridades rusas no actuaban alguien en Chechenia tendría que cometer un crimen para reducir a la periodista al silencio.
Amnistía Internacional exige a las autoridades rusas que condenen públicamente las amenazas de muerte contra Elena Milachina y adopten medidas para protegerla. «Rusia tiene que respetar el derecho de los periodistas a investigar y publicar el resultado de sus investigaciones sobre la gestión de la pandemia en Chechenia, y en las demás regiones de la Federación de Rusia. Debe proteger el derecho a la libertad de expresión e información».
Elena Milachina, periodista rusa de 42 años, ha trabajo sobre el tráfico de drogas, los ataques terroristas, las catástrofes militares y también los asesinatos de periodistas en su país.
Activista de los derechos humanos, también se ha ocupado de casos de secuestros extrajudiciales, torturas y violaciones de los derechos humanos en el Cáucaso, y es conocida por haber continuado algunas de las investigaciones iniciadas por su compañera Anna Politkovskaya, asesinada el 7 de octubre de 2006 en la entrada de su domicilio en Moscú.
En 2009 recibió el premio Alison Des Forges de Human Rights Watch por su activismo y en 2013 el Premio Internacional de Mujer valiente que concede el Departamento de Estado, de Estados Unidos.