El alcalde de Ámsterdam, Eberhard van der Laan, ha instado a los visitantes a hospedarse a las afueras de la capital holandesa al conocerse la preocupación de ciudadanos y políticos por las consecuencias negativas para la ciudad que tienen los diecisiete millones de turistas que invaden cada año las calles, informa andes.
En la ciudad de los 165 canales, el número de turistas aumenta un 5 % cada año y «podría alcanzar» los 23 millones en 2025, según Sebastiaan Meijer, portavoz del consejero municipal de turismo.
«En verdad no es ninguna sorpresa. Hemos invertido cerca de 12.000 millones de euros (13.600 millones de dólares) en cultura con la renovación del Rijksmuseum, el Museo Marítimo y el Museo del Cine de Ámsterdam», explicó a la AFP la portavoz del equipo de marketing de la ciudad, Machteld Ligtvoet. «La gente quiere venir de visita».
Las colas se alargan, las calles se llenan y los restaurantes, los hoteles y los aparcamientos se abarrotan hasta tal punto que Ámsterdam decidió recientemente recortar los gastos de promoción, según Daniël Peters, líder del Partido Socialista.
Duerman en Róterdam
El alcalde Eberhard van der Laan lanzó un llamamiento a los 6,8 millones de visitantes de más de un día para que se hospeden fuera de la ciudad, en Róterdam, La Haya o Utrecht. «No debemos hacer nada más para atraer a la gente», declaró al diario Het Parool.
Aunque el turismo genere alrededor de 100.000 empleos en Ámsterdam y los visitantes se gastaran 10.200 millones en todo el país en 2014, según la Oficina Central de Estadísticas, algunos amsterdameses creen que el precio a pagar es demasiado alto debido a la saturación, la suciedad de las calles y los problemas de circulación.
Para muchos, los inconvenientes del turismo superan los beneficios. La circulación de autocares de turistas, bicitaxis y bares bicicleta en el centro histórico de la ciudad, con callejones muy estrechos, genera cierto estrés y agresividad.
Los políticos y ciudadanos de la capital holandesa creen que se debe expulsar a los autocares del centro y facilitarles aparcamientos a las afueras de la ciudad. También quieren acabar con los abusos en el alquiler de apartamentos entre particulares a través de páginas como Airbnb.
Asimismo, la reducción de las filas delante de los museos es otra medida a tener en cuenta. La Casa de Ana Frank, famosa por sus interminables colas de espera, optó recientemente por un sistema de visitas con franjas horarias predeterminadas en el momento de la compra, tal y como lo hacen numerosos museos por todo el mundo.
Diversificar las zonas turísticas
«Cada barrio tiene su propio carácter», señaló el equipo de marketing tras elogiar «la mezcla animada de cultura, cocina y cafés» del Pijp o «el arte de la Edad de Oro» y la «elegancia» del Oud-Zuid.
Además, se reubicaron grandes eventos públicos en las afueras de Ámsterdam, donde los bares y los restaurantes están abiertos sin interrupción.
«Naturalmente, queréis ver los canales… pero echad un vistazo al norte o al sur, por ejemplo», alentó la portavoz del equipo de marketing, quien trató de promocionar la «región metropolitana de Ámsterdam», con su playa al oeste, los tulipanes del jardín de bulbos Keukenhof al sur y los castillos y jardines de los estanques de Loosdrecht al este.
La capital holandesa invita también a venir en temporada baja, cuando el Amsterdam Light Festival decora los callejones y los canales con esculturas luminiscentes en medio de una atmósfera de ensueño.
A la espera de la puesta en marcha de estas soluciones, tanto los turistas, en las colas y en las calles, como los habitantes, deben tener mucha paciencia.