Cuando estamos enfermos o nos sentimos mal somos plenamente conscientes de ello. La autoconciencia es la facultad del ser humano que recoge entre otros los síntomas cuando algo no va bien.
Sin embargo, existen determinadas personas que padecen una dolencia pero son incapaces de percibir los síntomas y por ello, se ven afectados tanto física, como psicológica o emocionalmente. Estos pacientes tienen una patología que se denomina Anosognosia; un trastorno que cursa con una disfunción cerebral que afecta a las personas con demencias, tumores cerebrales, esquizofrenia, trastornos de la personalidad y algunos trastornos neuropsiquiátricos.
En este sentido, al padecer anosognosia no tienen conciencia de lo que está sucediendo ni de nada que tenga que ver con el dolor. Si el paciente no reconoce su propio yo ni la conciencia sobre sí mismo, dificilmente puede dar cuenta a sus familiares o amigos de las irregularidades que tuviere.
Esta patología puede presentarse en diferentes grados y también puede afectar a las destrezas psicomotoras con lo cual son pacientes con riesgos altos de caídas, resbalones, tropiezos o lesiones de todo tipo. En ocasiones también pueden tener pequeñas lesiones en la corteza cerebral, en el lóbulo parietal inferior o en estructuras subcorticales que provocan ciertas alteraciones en la conciencia de los déficits que sufren.
Dado el estigma de la salud mental que aún existe en la sociedad, los familiares no acuden a un especialista para que determine qué está sucediendo, con lo cual, no es fácil afrontar la realidad ni tampoco reconocer los síntomas. A veces los pacientes creen que existe una teoría conspirativa contra ellos y sufren un desequilibrio que les impide construír su propia imagen dado que no dan cuenta de lo que verdaderamente les hace sufrir.
Existen datos relevantes como son los cambios radicales del estado de ánimo con un cuadro depresivo seguido de irritación o ataques de ira. Dar con un diagnóstico diferencial, investigar la historia clínica y ver si existen daños cerebrales nos dará una pista si existe o no este síndrome, cuyo nombre fue acuñado por el neurólogo Babinski en 1914.
La rehabilitación física, el apoyo psicoterapéutico y el tratamiento farmacológico pueden ayudar al paciente que pierde poco a poco el interés, son apáticos y están normalmente frustrados. Nadie mejor que sus familiares para determinar que algo no va bien. Un diagnóstico será el comienzo de una nueva vida.
[…] estos pacientes se les asocia siempre una anosognosia (falta de noción de la enfermedad) y también tienen falta de juicio; no deciden si sí o si no. A […]