Las mujeres saudíes son portada por la anulación de la prohibición a conducir vehículos que pesaba sobre ellas, pero siguen sometidas a restricciones mucho más severas aún, profundamente arraigadas en un país de confesión wahabí, la más ultraconservadora del Islam.
Lo que no ha trascendido del mismo modo son las declaraciones de un religioso saudí, Saad al-Hijri, que señaló que las mujeres no deben conducir porque su cerebro supone «un cuarto que el de los hombres».
Tras estas declaraciones fue suspendido de toda actividad y predicación religiosa en la provincia meridional de Asir donde ejerce, aunque ha recibido apoyos en las redes sociales si bien también duras críticas de activistas por los derechos de las mujeres.
Mientras, el rey Salman firmó el decreto que permite conducir a las mujeres, entrando la medida en vigor en junio de 2018 según informó la agencia nacional de noticias saudí. Esta medida, aprobada por el Consejo Supremo de Ulemas, se aplicará «de acuerdo con los preceptos de la ley islámica». La orden se basa en «las consecuencias negativas de no permitir a la mujer conducir un vehículo y las previsibles ventajas» de hacerlo.
La semana pasada hubo otro gesto aperturista cuando las mujeres fueron autorizadas por primera vez a celebrar la fiesta nacional saudí en el estadio rey Fahd de Riad, donde hubo conciertos, danzas folclóricas y fuegos artificiales. Lo hicieron en un sector reservado a las familias, en tanto se dispuso otro para los hombres solos.
Arabia Saudí, con más de 31 millones de habitantes, era el único país donde las mujeres tenían prohibido conducir, si bien las limitaciones en otros terrenos siguen muy vigentes. Así, una mujer puede encontrarse en la obligación de pedir permiso para someterse a una intervención quirúrgica, abrir una cuenta bancaria o viajar al exterior.
Por lo general, las mujeres no pueden alternar con otros hombres que no sean familiares, a riesgo de la pena de ser enviadas a prisión. Inclusive, una vez cumplida la condena, si su tutor masculino no firma la orden de liberación, quedan a cargo del Estado.
En la cuestión del matrimonio, las restricciones incluyen la prohibición, vigente en la mayoría de los países árabes, de no poder casarse con hombres que no sean musulmanes.
El código de vestimenta exige a las mujeres cubrirse desde la cabeza a los pies, es decir, el niqab, aunque algunas pocas usan el hiyab que permite ver algo más que los ojos. No pueden bañarse en cualquier playa, existen zonas específicas designadas para ellas.
La militante Manal al Sharif, quien lideró el movimiento de protesta ‘Women2Drive’ en junio de 2011, y con unas 40 mujeres tomaron el volante por varias ciudades en una protesta, fue entonces detenida por 24 horas tras subir un video a las redes sociales donde se la veía sonriente al volante de un coche en las calles de Riad.