Hay noticias que conviene unir para no perderse. Por un lado, el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, declara en la asamblea general del fútbol español que la próxima Supercopa de España se jugará en Oriente Medio porque “es la zona favorita de los jugadores y también de los clubes”. Aunque no se ha citado expresamente todo apunta a Arabia Saudí.
El pasado abril Rubiales ya citó expresamente ese país como sede en enero de 2020 para la Supercopa de España destacando la oferta económica recibida, 30 millones de euros por seis años.
Se ignora si la presencia española incluirá la visión de alguna ejecución pública en el reino wahabí como las 37 ocurridas el pasado abril o, tal vez, y aquí viene la otra noticia, la próxima de un niño, Murtaja Qureiris, quien ahora tiene dieciocho años pero fue detenido con trece años. La edad penal en el reino wahabí es de doce años según Human Rights Watch. Se le considera el preso político más joven del mundo.
Los fiscales recomiendan su ejecución. Su delito salir en bicicleta a pedir derechos humanos y gritarlo públicamente. Posteriormente cuando se dirigía con su familia a Bahrein fue detenido.
La fiscalía le acusa de acompañar a su hermano cuando tenía diez años a tirar un artefacto incendiario a una sede policial en Awamiya y de pertenecer a un “grupo terrorista extremista”. El hermano murió durante unas protestas populares y en su funeral se gritaron consignas contra el Gobierno.
Amnistía Internacional ha alertado que el joven ya es mayor de edad y puede ser ejecutado después de haber estado más de cuatro años en prisión preventiva. El Grupo de Trabajo de la ONU señaló en noviembre de 2016 que creía que el menor había sido torturado.
Arabia Saudí es el país que tiene una tasa de ejecuciones de las más altas del mundo. Si el menor es ejecutado –que puede incluir el desmembramiento o la crucifixión tras la ejecución- sería el tercero ya que otros dos lo fueron cuando les acusaron antes de cumplir la mayoría de edad.
Por último, la Federación Española de Fútbol y su presidente deberían solicitar explicaciones al Consejo Superior de Deportes que tuvo la osadía de dar un galardón a la ajedrecista grancanaria Sabrina Vega en marzo de este año 2019 por negarse a cumplir las normas rigoristas del reino wahabí durante el torneo Rey Salmán de partidas rápidas y relámpago celebrado en diciembre de 2017 en la capital saudí.
Se le concedió el Premio Reina Sofía al juego limpio que valora un gesto relevante de nobleza en la práctica deportiva o prestar una contribución especial a la erradicación de la violencia en el deporte.
Entonces Vega declaró: “Tuve que reflexionar mucho para tomar la decisión, pero volvería a repetir lo que hice porque al final la base de todo es respetar unos valores que no conciliaban con aquella sede saudí”.
Sin duda, Rubiales responderá señalando que se puede lograr “algo histórico”, nada menos que las mujeres saudíes vayan a los estadios en las mismas condiciones que los hombres para ver esos partidos de equipos españoles.
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